miércoles, 22 de enero de 2014

Don Victor García

Don Víctor García, matemáticas y dibujo, primero/segundo de bachillerato.  Es un grato recuerdo, el de un hombre mayor, con la sabiduría de los viejos -que lo era- y el vigor suficiente para afrontar a clases de más de treinta pelafustanes dispuestos a todo menos a atenderlas.  Fue el profesor de mayor edad que llegué a tener, porque en el Robledo no tuve la oportunidad de recibir clases de don Noé Torres, como tampoco del profesor Benjumea (Saco viejo, según los recuerdos que me llegan como voces lejanas, y que poco a poco van desapareciendo) que para esa época, los felices setentas, eran los mas añejos, seguidos muy de cerca por don Gonzalo Gutiérrez, español y geografía de tercero/cuarto.
 
De tez morena, pelo blanco y, emulando a Quevedo, un profe cerbatana -largo y flaco- de voz clara, a pesar de a tiza, y con la afabilidad de los abuelos (que los hay cascarrabias, como todo, pero esos no cuentan, se salen de modelo).
 
Pasamos por sus manos, o sus clases -son formas de decirlo- y seguimos nuestro camino sin mirar atrás, mientras él continuaba con su labor de instruir, de contribuir en la formación de los recién llegados al segundo piso  del proceso educativa; es posible que  para el año en que nos graduamos, 1978, ya no estuviera allí, que ya disfrutara de su merecida jubilación, pero no lo sé, solo es una conjetura más; pero pasados los años, su recuerdo vive en mí, y me ha parecido justo compartirlo, decírselo a todos -que es un decir- que hubo un profesor de nombre Víctor y apellido García, que dejó una huella imborrable en los robledistas calarqueños, que no lo olvidamos y, de alguna manera, conservamos sus enseñanzas y ejemplos.
 
Don Víctor García, mas que un buen recuerdo.