jueves, 30 de abril de 2009

Abril se va. . .se fue

Como cada año, una vez cumple los treinta, nos deja, puntualito, no falla.

Y con abril se va el frio, al menos por este litoral mediterráneo español, ya la primavera toma forma y el calorcito se deja sentir, adios cobijas, mantas, abrigos, chaquetas y demás, ya casi es hora de la pantaloneta y las chanclas (para la playa, que me queda a 10 minutos en tranvía -y no es que pretenda despetar envidias, no, qué va; no va conmigo).

Así que bienvenido el buen tiempo, que es como solemos llamarle cuando la lluvia no es frecuente y el frío no nos acompaña.

Cómo cambian las cosas, hace treinta años los paseos acuáticos de los bachilleres del Colegio Robledo de Calarcá no pasaban del rio Santodomingo y, como mucho del Rio Quindío. No sé quiénes tendrían la fortuna de aventurarse por La Albania, que implicaba a más del transporte, el pago de la entrada.

Y como nuestra naturaleza era, y sigue siendo, algo silvestre, pues teníamos nuestros sitios de escape: El Morro y el cerro del Castillo, Peñas Blancas, los chorros de San Rafael. Además, en las Vueltas a Colombia no faltaba la asfáltica subida de La Línea -esto es un decir, los que llegaban hasta allí no sé quiénes serían; yo, cuando mucho, hasta la Divisa o hasta el Hoyo y algunas veces sólo hasta la virgen blanca-.

Cómo pasa el tiempo (que aún no pesa, eh), y como nos cambia la vida o será mejor decir, cómo cambiamos con ella. Nostalgias, morriñas, saudades, añoranzas. . . llámenlas como quieran, están ahí, son parte de nuestra historia, que es la vida misma.

miércoles, 15 de abril de 2009

Robledistas

Según puede leerse en una edición de la revista El Robledista, de 1967, sobre el colegio Robledo de Calarcá: "Su fundación se inició en 1928 como escuela de Comercio, y en 1932 pasó a ser Bachillerato... Su aprobación le fue concedida por la resolución No. 3142 de noviembre 14 de 1952."

"Su nombre actual de ROBLEDO se debe a que la Asamblea de Caldas, al hacer la departamentalización del establecimiento quiso hacer un homenaje al Dr. Emilio Robledo Uribe, gran benefactor de la educación caldense."

Estos datos me llevaron a las siguientes cabilaciones:

- Uno pasaba por el Colegio sin darse apenas cuenta de la institución donde estudiaba. ¿Quién, de los egresados en 1978, se dió por enterado que en ese año se cumplían los primeros cincuenta años de vida de la instutución que nos concedería el título de bachilleres? Ninguno, y casi puedo afirmar que los profesores y directivos también lo pasaron por alto, o se lo guardaron muy bien guardado, o lo celebraron a puerta cerrada, vaya uno a saber.

- Ahora bien, que el nombre del Robledo no era un homenaje al conquistador espàñol que por estas tierras había dejado sus huellas quinientos años atrás, tampoco era algo que se mencionara, por lo menos yo no llegué a escucharlo.

- La vida institucional se circunscribía básicamente a las matrícula anual, las clases con sus evaluaciones y las reuniones de padre de familia, con entrega de calificaciones incluida -y las vacaciones y los paros o huelgas de profesores y alumnos- poco más; la semana de la cultura, y alguna publicación fruto de la iniciativa de los alumnos, como lo fue el peródico JUVENTUD en 1978, lo mismo que la revista Eco Robledista de 1972, de la que poseo un desbaratado ejemplar del numero 1 de septiembre y El Robledista de 1967, del que conservo un ejemplar parcial (a partir de la página 23) y bastante maltrecho.

- No recuerdo haber hecho una formación durante los dos últimos años de estudio, y sé que en los cuatro anteriores si se realizaron formaciones fueron casos excepcionales. Izadas de bandera? Nunca, jamás de los jamases, recuerdo que el asta si vivia por ahí, pero de su uso no guardo memoria. . . y creo que él tampoco, tan huérfano de bandera.

Hubo una ocasión, histórica por cierto y la única que recerdo, en la que el Señor Rector, don Bernardo Ruiz S. hizo acto de presencia frente a toda la institución. El año no lo preciso, pero el acontecimiento sí, marchabamos los estuantes cerro abajo, por el caminito pavimentado que conduce al pueblo, entonando gritos de protesta, llenos de arrebato y enardecidos por el espíritu de lucha que tanto no descaracterizaba por aquellas calendas; y ya al final del camino, en las inmediaciones del ìnmortal Pacual Polvero (la cancha de futbol, para los de memoria fina) se nos apareció el rector, colocándose con toda su humanidad en medio del camino; ¿qué dijo?, ¿a que nos retó? ¿impartió alguna orden? No lo recuerdo, pero lo que si es cierto es que todos los estudiantes haciendo eco de su fuerza y vigor, dimos media vuelta y volvimos a las instalaciones del Colegio.

¿Qué pasó realmente aquel día? ahí les dejo ese trompo bailando en la punta de la uña.

viernes, 3 de abril de 2009

Santa?, semana.

Entrados en abril, y con la primavera a "flor de piel" -hay que ver lo arrozudos que se ponen los alergicos al polen por estos días entre estornudo y estornudo- nos preparamos para otra de las citas anuales de nuestra cultura: La semana santa.

Por estas fechas, en el año 1978, ya había pasado la vacacional semana, la disfrutamos en la tercera semana de marzo. Así que la espera para las vacaciones de junio, Fiestas de Calarcá incluidas, debió hacérsenos demasiado larga, abril, mayo y más de la mitad de junio; dos meses y medio de clases ininterrumpidas, eso era mucho para el cuerpo, y lo sigue siendo. Sería por estas fechas que en un arrebato de conciencia pedagógica iniciamos las campaña para pintar el tablero? no lo sé, la memoria no me da para tanto.

Lo cierto del caso es que la semana santa la vivíamos fuera del Colegio, sin actividades programadas, cada cual en lo suyo y que siga la vida.

Imagino que algunos de los futuros Bachilleres del Colegio Robledo de ese 1978, asistirían a los actos programados por las parroquias, misas, sermones, liturgias, pasada por el confesionario y hasta comunión; también verían la pasión de Cristo en el teatro Yarí o en el teatro Quindío y algúna pelicula romana, tan de la época. Y claro, vigilia de carnes rojas jueves y viernes, a punta de pescado y huevos. Pero me late que fueron los menos; y no se diga de ayunar, actividad en esos tiempos ya bastante olvidada. Quiénes eran los píos? Por los impios ni preguntar: Amplia mayoría.

Claro que al día de hoy . . . mejor me callo para no ir a pisar cayos y menos meter las de caminar, que el mundo da muchas vueltas . . .