viernes, 24 de agosto de 2012

El Borreo de las Crujas.

A través del Correo de las Brujas, ese que acompaña a la humanidad desde que mundo es mundo, hemos ido conociendo a través de nuestros cortos años las noticias que no aparecen en los diarios ni recibimos por el correo, como siempre ha sido.  Lo curioso del caso es que de él, del correo de las brujas, se sirven las malas nociticias para volar, literal o virtualmente al ojo o el oído de los que por una u otra razón deberían enterarse o alterarse por tan galletudo asunto -lo que no queire decir que muchas veces, sino la mayoría, llegan a quien no tiene parte en el asunto, pero ese es otro cantar-.
 
Es así como terminamos enterándonos de los males y dolencias que sufren o aquejan nuestros coetáneos*.  Y en nuestro caso, además de coetáneos, se trata de los ex condiscípulos, aquellos colegiantes que fueron testigos de travesuras y aventuras juveniles, que no es poco.  Así llegaron a nuestros castos oídos las noticias o rumores, que no chismes, con acontecimientos hospitalarios o fúnebres, cuando la salud le hizo una mala jugada a alguno y, en los casos extremos, cuando terminó llevándose los primeros de nuestro grupo, mucho antes de lo que todos hubiéramos deseado.
 
No es de extrañar que con el paso de los años, aumenten en cantidad y frecuencia las noticias que arrastran esos vientos o vuelos, noticias que nos estremecen de alguna manera, siempre, porque lo que le acontece o sucede a nuestro hermano termina sintiéndose en carne propia. 
 
Días atrás, se dejo caer en la red un mensaje que nos contaba de un acontecimiento o evento (otro!) que afecta la salud de Carlos Alberto Villegas, PTT, nos lo hacía saber él mismo a través de un correo electrónico, lo que me da a entender que cuando no tenemos quien nos testifique, pues nos ponemos a dar gritos al viento, eso de llorar sólo no es negocio y de sufrir, menos aún.  Que no nos falte nunca el hombro del amigo, así contradigamos la sentencia que en la letra del tango Yira Yira, no legó Enrique Santos Discépolo... "que al mundo nada le importa, yira, yira..."
 
Ahora bien, es posible que alguno no esté enterado del entuerto que trato de desfacer, entonces lo mejor es recurrir a las letras que de mano del autor nos narran lo acontecido, dejo el mensaje y me despido, por hoy, un abrazo a todos y los mejores deseos para la recuperación de la salud de nuestro doctor PTT, así  sea para que continúe dando lora...
 
*Coetáneo.- Esta palabreja, de poco uso, me la relagó Carlos Mario Vargas en un correo reciente donde se interesaba por la salud del personaje que motivó esta estrada.  Aprovecho para contar que C.M.V. aún da señales de humo.  También dejó sentir sus pasos el padre Camilo.


Subject: Noticias de Grecia
From: cavillegasuribe@yahoo.com
Date: Sun, 29 Jul 2012 19:40:33 -0600
To: fernandonorena@hotmail.com
Algunos han proferido que quienes quieran conocer una cultura deberán pasar largo tiempo frente a la mesa compartida,
Otros prefieren los museos
 
Y algunos personajes de costumbres exóticas preferimos los hospitales.
 
Esta última práctica mucho más dificil y por ello más meritoria, porque primero es necesario adquirir una buena enfermedad que justifique la hospitalización.
 
En esta oportunidad he logrado una hemiplejia percial que me tiene disfruando, con mi medio cuerpo bueno, las gratas atenciones y sonrisas del University Medical Center, en El Paso, Texas donde nos hemos divertido mares, con los funcionarios y enfermeras del hospital.
 
Así que nada de que preocuparse, porque como lo he sostenido reiteradamente, hierba mala no muere.
 
De hecho, yo mismo he escrito este mensaje que quiero hacer llegar a mis amigos, para que no adelanten la natillita.
 
Abraxotes a todos.
PD.Ya salí del hospital y empiezo a aprender a caminar de nuevo. Sigo dando lora.
Nuevos abraxotes
Enviado desde iPad
 

viernes, 10 de agosto de 2012

Nos queda la música

Cuando en diciembre de 1978 nos graduamos de bachilleres en el Colegio Robledo de Calarcá, Jairo Varela aún no había creado el Grupo Niche, lo que implica que no hizo parte de nuestra celebración, no nos amenizó la noche, aún no era su tiempo, se demoraría aún para hacer  parte de nuestra aventura de juventud.  ¿Qué bailabamos entonces?.  Eso se lo dejo a los melómanos.

Pero la espera no fue muy prolongada, iniciados los ochenta, hicieron su aparición y fue para quedarse, formando parte de nuestras vidas, sonando en todos los sitios y, claro, permitiendonos bailar así no supieramos hacerlo.  Fueron y siguen siendo parte de la rumba, de la celebración, de la fiesta, la guachafita y lo seguirán siendo, de eso no me queda la menor duda. 

Cuanta veces nos hemos dejado arrastrar a una pista de baile, al centro del salón, o al pavimento puro y dura, para hacer como que bailamos, dejándonos transportar por sus melodías a ese sitio donde nos olvidamos de nostros mismos para vivir ese otro mundo donde el cuerpo se gobierna a sí mismo, abandonandos y embriagandonos a la vez de eso que tantos nombres puede tener, rumba, fiesta, carnaval, celebración, alegria, baile, ritmo cadencia, gracia, regocijo... sensaciones que sólo se viven allí, hasta terminar exhaustos, embriagados de no se qué, plenos, satisfechos.

La magia de la música, de la que hizo Jairo Valerla, no se puede describir ni contar, menos narrar, se vive, corre por las venas, invade todo el cuerpo, nubla la conciencia, se apodera de uno, lo tranforma, lo hace otro, y cuando termina quada ese otro, renovado, viviente, ingrávido, feliz.

Sobra hacer inventario de los títulos y letras que con tanto ritmo nos han acompañado durante estas tres décadas de creación e ingenio, son muchas, tantos que cualquier intento se quedaría corto, así que ahorremos energías y espacio, que cada uno evoque sus favoritas y guarde en la memoría al creador, al genio, al niche, que desde Quibdó inició el camino hacia la cumbre, sin sejar en el empeño, superando obstáculos y demostrando que querer es poder.

Ese dejo de melancolía, que refleja su mirada, es, tal vez, una forme de decirnos, de gritarnos, que detrás de la función la vida sigue siendo eso, vida, con todo lo que implica...

lunes, 6 de agosto de 2012

No tan Olímpicos...

De Helmuth Bellingrodt (Munich 1972 Montreal 1984 Tiro al Jabalí) a Catherine Ibargüen  (Salto triple, Londres 2012).

Cuando nació Catherine Ibargüen en Apartadó - Chocó, ya el barranquillero Helmuth Bellingrodt le había entregado a Colombia las dos primeras medallas olímpicas, de plata, por cierto.  Según los archiwikos, los colombianos tuvieron que participar cuarenta años en los juegos cuatrienales para alcanzar una presea, y cuarenta años después la chocoana le entrega otra medalla de plata a la historia deportiva nacional... la cuenta ya va por quince: 1 oro, 6 platas y 8 bonces...y a estos Juegos aún le queda una semana de competición.

Así que la histeria nacional tiene, en lo deportivo, muchas cosas por contar, pero como la memoria es frájil y la verdad es que como no la cultivamos, no sé quién pueda ahora recitarnos de memoria,  los medallistas nacionales que a lo largo de estos últimos cuarenta años han inscrito su nombre y el Colombia en los registros Olímpicos.  Tampoco creo que nadie se las quiera dar de Funes para memorizar siquiera las ciudades sedes de las últimas competiciones... y no olvidemos que las historia moderna de los Juegos data de 1896, cuando en Atenes se dieron cita por primera vez.

Olimpicamente hablando, los bachilleres de 1978 del Colegio Robledo de Calarcá de deportistas nada, le dedicabamos tiempo al juego, pero de deporte poco, por no decir nada; sin embargo, al refrescar la memoria, justo es decir que alguna aproximación tuvimos a eso que llaman atletismo -sobra decir que las actividades de conjunto, sobre tierra y con balón sí formaban parte de nuestras motivaciones-.

Algo recuerdo de correr y saltar, en los primeros años de bachillerato, algun rústico acercamiento tuvimos a eso de competir corriendo, si mal no estoy alguna vez en el Pascual Polvero, nos vimos corriendo los cien metros, que, me imagino, nadie se habría tomada la molestia de medir,  pero es un recuerdo bastante borroso, o tal vez arenoso; salto largo y triple y tal vez de bajura, porque mal podríamos llamar altura al nivel que alcanzaba la barra... eso si para darle patadas a un balón sí que lo teníamos, bien en espacios redicidos o en la cancha, también baloncesto, en todas sus modalidades, individual, por parejas y demás cobinaciones, como las infatigables 21´s.  En cuanto deporte acuáticos, más allá de las mojadas que no dábamos cuando la lluvia amenizaba la subida y bajada del colegio, nada, las piscinas estaban muy lejanas, Maiporé ya no funcionaba y la Albania no es que estuviera a tiro de pájaro, así que más allá de bañarnos en el Santodomingo, sin la esperanza de convertirnos en poetas, eso de competir en el agua no estuvo nunca en nuestras dementes cabezas.  Ahora bien en eso de lanzar , tirar o arrojar, creo que practivamos con piedras, pero no con caucheras, a mano limpia, ¿quién de nuestra generación no lo hizo?

Claro que para hacer justicia, la memoria me recuerda que algunos compañeros se entregaban con pasión al futbol y al baloncesto, haciendo parte de equipos en competiciones colegiales, municipales y no sé si más, y hasta lo hacian bien, futbolistas como Jiménez, Ortiz, Bermúdez, Fernández, Zuluaga, Ramírez, Fajardo, Rincón, Peláez, y un etcétera que no puede faltar en las ennumeraciones o listas, y encestadores que no se quedaban atrás, Marín, Díaz, Villegas, Hurtado... Comentario aparte requiere el caso de Fernando Ramírez Salcedo, quien además de practicar el futbol con pasión y entrega, dedicaba sus horas a la fisiocultura, siguiendo el un manual de Charles Atlas, y eso ya es decir! 

Así que me voy, ya casi empiezan las transmisiones de hoy, un abrazo a todos, el sillón me espera y es una cita irrenunciable...