Sí, ya lo sé, el Túnel de la Línea es una realidad. Septiembre del 2020 y ya ruedan bajo la montaña, cordillera que decimos los colombianos, vehículos de todos los pelambres rumbo al centro del país, además de la grande y numerosa familia "miranda", que engrosa y multiplica el tránsito vehicular por estas calendas en la falduda y atosigada carretera. Como bien saben vivo un poco lejos del terruño para haber participado de la romería. Las que se pierde un ciego por no ver.
Pero gracias a las facilidades comunicativas que se nos ofrece hoy, he podio enterarme de algunas cosas relacionadas con tan esperada y demorada obra. No es menester entrar a reproducirlas, que para eso están Álvaro Ortiz y sus colegas, y me cuido del intrusismo profesional y de meter la pata. El Túnel ya se transita, las demás obras siguen su curso, los acontecimientos los narra y comenta el citado bachiller robledista, y yo desde la distancia procuro seguir respirando en el covidcioso mundo que nos tocó vivir este bisiesto 2020.
Y a todas estas, ¿Qué diablos tiene que ver el túnel y la covid con los olvidados bachilleres del Colegio Robledo de Calarcá, si en 1978 las gripes o gripas no mataban tanto y de la perforación de la cordillera no se decía nada? A alguno de los susodichos los habrá visitados el chicho ese y otros tantos se pasearán por el tubo que atraviesa la Central, no me cabe la menor duda.
NOTA: Me pasé por este rincón después de varios meses de ausencia y encontré que en algunas entradas hay comentarios recientes, es decir, del año en curso; lo que me hizo ver que los visitantes siguen apareciendo de cuando en cuando; a este viejo rincón no se le han apagado la luces del todo y por ello quise dejar esta entrada como testimonio.
Un abrazo para los sexagenarios bachilleres que a mas de cuarenta años de haber abandonado la colina y sus galpones, siguen dándole a la vida motivos para vivirla.