domingo, 4 de agosto de 2013

Y el mundo sigue andando...

Después de dos intentos fallidos de hacer una nueva entrada -las manu-escribí, pero se han quedado en el papel- hoy he tomado la decisión de escribir directamente, inspiración pura sobre el teclado, abandonando la playa, los libros y hasta a la consorte; es el precio que exige la  blogguedad, ¡qué le vamos a hacer!.

Con un acústico de Sabina el los parlantes, que es lo mismo que decir en los tímpanos, acompasando esta entrada, trataré de poner orden en las cosas; es la primera vez, creo, que el abandono se prolonga por tantas semanas, que ya suman meses, pero no hay espera eterna ni abandono total, volvemos, como siempre, para mitigar el silencio y blandir, que no espadas, puentes; porque nunca las naves fueron quemadas.

Y es que han pasado cosas dignas de mención que atañen a la parroquia y por tanto a los parroquios que no faltan, pues resulta que el penúltimo europeo, después de accidentado periplo por las tierras del norte, pero las del otro lado del Atlántico, ha regresado a la tierra, no propiamente a la que lo vio nacer, pero sí a la de los abuelos; ahora, en la Capital de la Montaña, acampa PTT con su dificultada izquierda y, tal parece, según cuentas la viperinas que no faltan, y que no lo hagan, sigue en lo suyo, dándole a la mandanga; espero los últimos reportes para tener mas y mejores certezas sobre su mejoría, y que siga, que no pare, que todos lo esperamos...

Pasaron mayo, junio y julio, record silencioso de este espacio, pasaron El Giro, los Sanfermines pamplonitas y El Tour, llegó el verano y por poco también pasa, pero no, no pudo ser, en este primer fin de semana de tórrido agosto ponemos fin al abandono, con la promesa de no prolongarlo por tanto tiempo, que el gusanito siempre está ahí, llamando, haciéndose sentir, inquiriendo, clamando; y, ni modo, al final siempre vence y vuelvo, como ahora, a esto de darle a las teclas.

He de contar que además de los distractores que no faltan, con el sillón como tentación global, ahora me he metido a la lectura de una obra de esas que siempre a la espera un día nos ganan la partida, En busca del tiempo perdido, de un tal Proust, Marcel Proust.  ando por la mitad del tercer tomo y son siete, así que la tarea va para largo y como no me gasto prisas, pues será tarea para completar con este trece que ya supera su primera mitad.
 
Espero que no me pierda con el tiempo, y que Proust me dé licencia para completar la tarea, sin olvidar que al otro lado es este entuerto algún despistado bachiller robledista del 78 regresará para ver en qué andamos y yo, impertérrito, me dejaré caer de vez en cuando con algunas palabras.
 
Sabina sigue en el aire y yo me dispongo a cumplir la cita con el Francés que no da espera, un abrazo a todos, a PTT que se deje sentir y que la vida siga... porque el mundo tampoco se detiene, y que ni se le acurra.
 
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