miércoles, 12 de diciembre de 2012

Tres veces doce no son treinta y cuatro, pero puede ser

Hoy recojemos la duodécima fecha que permite combinar un trio de "pachas" dia-mes-año y que sólo es posible en los inicios del cada siglo en nuestro gregoriano calendario, que en justicia debería denominarse dionisíaco*, por el exiguo matemático calculante que dio con el entuerto de las eras A.C / D.C, pero en aras de evitar cofusiones dejémoslo de ese tamaño, que Gregorio era el que mandaba por entonces; porque cuando el calendario se hace lunar o de otros tintes, las opciones son otras, y no voy a extenderme en el cuento, ni que de un tratado de calendas se tratara.  Lo cierto es que a partir de ahora tendrán que pasar ochenta y ocho años para volver a una fecha con tal combinación... bien sé que esto de las fechas, como se ha dicho en otros momentos, no pasa de ser simple convencionalismo, pero como herramienta de medida es la que tenemos concertada o mejor, impuesta, y no escapamos de ella por mas que pretandamos.
Tres veces doce y contando, ya son treinta y cuatro diciembres desde que nos dijeron adios en el Colegio Robledo de Calarcá, que mal contados son media vida, o un poco menos, y para algunos muchísimo mas, porque José Ramón Díaz ya no nos acompaña, lo mismo que Fernando Antonio Rincón, que dejaron este mundo con mucha antelación, igual Octavio Henao y Jorge Eliecer Lozano; joder que la lista crece, y lo seguirá haciendo, es inevitable, unos cumplen con la destino antes que otros y siempre ha sido así y lo seguirá siendo.  Que no hay escapatoria!
Así que treinta cuatro años depués, cuento el trío de doces y se me ocurre que es buen momento para saludar a los entonces, en ese recóndito mil novecientos setenta y ocho, compañeros de pupitre que iniciábamos muestro andar, cada cual por su lado y corriendo los riesgos que cada quien estimó convenientes o que se le atravesaron sin dejar alternativa distinta de medíseles para seguir adelante; y bien que lo hemos hecho, solo que aún nos falta el inventario, y de eso me gustaría ocuparme, pero no me comprometo, la distancia es mucha y la incomunicación mayor.
Reunir las historias y sus protagonistas sería entretenido, volver a vernos después tantos años; sigo convencido que un día prodremos hacerlo, ya veremos cuándo; mientras tanto, un abrazo a todos lo que de una u otra forma fueron compañeros de aula, de estudio, de juerga, a los mas cercanos y a los menos, a todos los que desde 1978 como bachilleres del Celegio Robledo de Calarcá, echamos a andar, con o sin rumbo y que hoy, doceavo día, del doceavo mes, del doceavo año de este siglo veintiuno que nos tocó en suerte, rememoramos nuestra fecha de graduación, nuesta primera meta superada.
* Dionisíaco.- Que puede proporcionar un placer desenfrenado  (imaginan la que armaría con semejante referente).

sábado, 20 de octubre de 2012

Calarcá y su Plaza de Bolivar

De obligado paso para todos los calarqueños, que por una u otra razón dejan caer sus pasos por las calles del pueblo.  Sitio habitual de reunión de las parroquianos sin prisa o sin oficio.  Lugar de encuentro.  Referente de ubicación... festín de avariciosos e insensatos.
 
Por tradición, la plaza de Bolivar, nos ha convocado desde siempre, y los calarqueños no hemos sido ajenos a dicho llamado, acudimos a la cita, a veces un poco tarde, o quizá pronto, pero por ahí nos dejamos ver, y hasta nos hemos hecho sentir.  En la plaza de Bolivar.
 
Pero la plaza del pueblo ha sido objeto de todo tipo de abusos y disparates desde siempre, bueno tampoco exageremos, solo puedo habla de ello a partir de 1971, año en que volví al terruño; recuerdo el viejo parque como un mapa de verdes, arboles fondosos y prados bien cuidados.  ¿Cuántos "palos"  de mango rodeaban el parque por aquellas calendas?, muchos, de eso pueden dar fé los viejos taxistas testigos del quehacer del pueblo mientras esperaban su turno para el sempiterno viaje a Armenia, oyendo de vez en cuando ruido de un ejemplar que, harto de estar colgado, se dejaba caer sobre algún ford o dodge, para enojo de su conductor o propietario.  Muchos palos de mango, algunos resisten el paso de los años y continúan presenciando el trajinar diario de la vida calarqueña, pero muchos cayeron a manos de los remodeladores o destructores del paisaje y la historia.
 
Claro que no solo mangos, el prontuario de la destrucción debe existir en el escritorio o la memoria de alguno de los dolientes o testigos de la fechoría consumada.  Pero viéndolo bien, no debe ni siquiera existir tal registro, la plaza de bolivar (sí, con minúscula) no ha tenido doliente que la defienda, sólo algunas plañideras de oficio y poco más; porque de lo contrario el verde de su naturaleza seguiría acompañando a los pueblerinos en su trajinar.
 
Pero no, a los administradores municipales no se les ha ocurrido otra cosa que "embellecer" la ciudad remodelando su plaza, y claro, enterrando de paso unos cuantos milloncejos, que se cuentan por miles -cosa que no es menester de esta nota- para dejar sus huellas, para inmortalizar sus nombres, para joderle la vida los viandantes (cuántos meses tuviejon cerrado este espacio durante su última y trágica remodelación?)  ¿para ejecutar el presupuesto? y ¿quién presupuestó lo presupuestado?
 
Lo cierto es que ahora se viene una nueva remodelación, nuevas huellas para la historia y para la histeria...
 
Y, ¿a qué viene todo esto?  Pues muy sencillo, que hace rato no escribía en el blogg algo que tuviera que ver con los bachilleres del Colegio Robledo, de Calarcá, si, de 1978, también, y al leer la nota de prensa de esta mañana, tenga, justo lo que necesitaba, una remodelación de la plaza de bolivar, otra más de la que seremos testigos los cincuentones citados; ya no queda rastro de las bancas, las baldosas ni de la frondosa arbolada que fue testigo de nuestras andanzas, si acaso algunos pocos ejemplares de guayacán, mango y palmera, poco mas, y claro la estuata o menumento al libertador, que en algún día, ojalá muy lejano, tanto que no podamos presenciarlo, algún burgomaestre cambiará por la suya propia!


 
Foto de Ricardo Noreña

sábado, 6 de octubre de 2012

De Calarcá en los campos

Sin genios gloriosos ni héroes invictos, no hubo coronación de espigas, los graduados de 1978, si acaso llegamos a tener algo de heróicos, fue con uno de esos heroísmos que se pueden archivar sin el menor encono.  Y lo digo, o lo escribo, por el intento fallido de hacer cambiar al proferoz, sí, al de cálculo, del que finalmente logramos superarnos en las habilitaciones de final de año.  Y en cuanto a los de alientos varoniles, mejor no entrar en materias tan poco fragantes...
 
Habilitaciones, bien saben que recuerdo mal los hechos, así que no me pidan datos concretos ni cifras exactas; ¿Cuántos vimos amenezada la participación en el acto de graduación del aciago año, por culpa de tan calculadas notas?  Me encataría saberlo, porque siempre he estado covencido de que fuimos mayoría  (y mal de muchos, consuelo de tontos, eh).
 
Así que de la baja heroicidad; y de invictos, ni qué decir, porque de esa legión de truhanes, donde unos pocos, pero pocos de verdad, sacaban la cara por el resto, ni  "jotica", que así le llamabamos, pudo salir indemne, algún rojillo cultivó al lado de semejantes lumbreras  (bien recuerda PTT en una entrada olvidada, las lágrimas que derramó ante la primera nota purpúrea que decoró su boletín).   

Por ello las espigas nunca hallaron frente coronable, pero a pesar de todo, los bachilleres del Colegio Robledo de Calarcá de 1978 cumplimos, y a cabalidad, recibimos sendos cartones y nos sumergimos en la vorágine de la vida, o ésta nos sumergió en aquella; a algunos se los habrá tragado la munigua y otros muchos, la mayoría, cual Sísifos, seguimos insistiendo en llevar hasta la sima nuestros sueños... heroismo de resistencia... sí señor, por algún lado tenía que salir a relucir.
 
No crean que la alusión a la quinta estrofa del himno nacional es gratuita, para nada, a pesar de no haberla cantado nunca en el colegio, ni la quinta, ni la primera, ni siquiera el coro, ya he contado antes que en el Colegio no se hacían formaciones, ni se celebraban actos, ni cosa parecida; de Calarcá en los campos, guarda relación directa con la hubicación geográfica o física del plantel educativo que nos tocó, estaba en lo que llamaríamos hoy el extrarradio de la ciudad, pero para nosostros era estar en la afueras del pueblo, rodeados por una quebrada, un estadio que era polvo, físico, o mejor arena, un semilaguna, donde hoy otro flamate estadio campa a sus anchas y un proyecto de vía que terminó convirtiéndose en la variante. 

De Calarcá en los campos, allí pasamos por los menos seis años, compartiendo locuras, alegrías. la más y alguna tristeza, que no falta, allí fuimos, y allí dejamos nuestras huellas.


De Boyacá en los campos
El genio de la gloria
Con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
Ganaron la victoria;
Su varonil aliento
De escudo les sirvió.

Estadìstica otra vez

Que nos hemos superado, de eso no me queda duda, tal parece que el fenómeno va tomando forma -de engendro o algo así- ahora no son sesenta, ese dato ya no cuenta; como por arte, y gracias de no se sabe qué o quién, ahora podemos contar días con cifras de tres dígitos en las páginas visitadas, sí, de tres.  Como para no creérselo.

Qué vicho raro ha picado al respetable que ahora llega con más frecuencia y se demora más tiempo en este enmohecido rincón?  pregunta sin respueta, como todas las que se lanzan desde estos lares.

Lo cierto es que ya en dos días hemos superado las cien páginas vistas en un día, algo normal en cualquier blogg, pero no en este.  Ciento ocho -108- y ciento veintitres -123-  son las páginas vistas en los dos primeros días de octubre, ufff... mucho tráfico, si seguimos así, vamos a necesitar como mínimo la colaboración de un bachiller auxiliar.

Mientras me sigo preguntando del porqué del asunto, no dejo de imaginar o de anhelar que entre los extraviados visitantes algúno sea descendiente directo o, porque no, uno de los que nos dimos a la fuga en diembre de 1978 de las fauses colegiales, dejando nuestro irrelevante recuerdo en el Colegio Robledo de Calarcá.  Puede ser, ¿porqué no?.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Esta dística

Lo que son las cosas, un espacio y cambias todo, basta con mirar el título de la entrada y hasta le podemos cambiar de sexo, porque dístico también funciona; así que dístico y dística tienen sus significados, pero de los que se trata es de estadística...
 
Estadística, eso.  Mirando el contador que tiene instalado este blogg, es como para echarse a temblar, rara vez superamos el primer dígito, en cuanto a páginas vistas/día, y no se diga visitas; tan es así que nunca hemos podido llegar a los tres, por tanto si llegamos a los dos, algo debe estar pasando.  Habituados estamos a tener días en cero, a veces sucede que pasamos de diez, muy pocas veces claro está, por ello, encontrar que durante este último mes hemos tenido ya varios días alcanzando los dos dígitos no podemos dejarlo pasar.
 
Y es que, entre los días tres y veintiuno de septiembre del año en curso, en doce ocasiones hemos contado las páginas visitas en cifras de dos dígitos, diez o más, llegando a 63 el día cuatro y 30 los días doce y veinte.  Así que algo debe estar pasando, pero, ¿qué?.  Bah, eso no tiene la menor importancia, simplemente el azar ha jugado de nuestro lado y nos han encontrado con más frecuencia de lo habitual, y ya.
 
Si temenos en cuenta que sólo a algunos personajes se les ha puesto al corriente de este entuerto, y que, además, no todos reportan recibir el embuchado este, raro es que lleguen muchos a visitarlo; adicionamente, poco se hace para publicitarlo, pues no es su objetivo, es público pero no está pensado para todos los públicos; las pocas ocurrencias que contienen sus entradas no pueden ser de interés general y, viéndolo bien, los intereses particulares pueden circunscribirse en un círculo que más bien parecerá un punto.
 
Así que nos visitan y hasta caminan por nuestras entradas, pero hasta ahí, pare de contar; porque nadie dice nada, nadie hace comentarios, no se dejan huellas, silencio total.  Bueno, huellas si que dejan, de lo contrario no estaría escribiendo esta nota, lo que pasa y sucede es que los visitantes gustan del anonimato y de reservarse los comentarios... qué le vamos a hacer.
 
Ya veremos como avanza la estadística, el contador nos servirá de cómplice, mientras tanto, que avance el otoño, que está nuevecito, apenas de horas, y ojalá venga cargado de nuebes, abundante en aguas y templadito, pero que tampoco se hiele, eh, para ello el invierno tendrá su turno.

dística,- Pareado.
dístico.- Estrofa de dos versos que expresan un concepto completo.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Foramen Magnum

Cómo olvidar el exámen final que en 1976 tuvimos que afrontar los futuros bachilleres del colegio Robledo de Calarcá de 1978, y digo "el",  a pesar de que cada materia o asignatura tuviera el suyo, porque cuarto de bachillerato en el Colegio estaba marcado por uno en particular, el de anatomía; a pesar de haber cambiado de nombre por esas calendas -ciencias integradas había pasado a denominarse- continuaba siendo don Édison Cabal quien tutelaba su desarrollo.  Podría dejar ahí el dato y la información estaría completa; todos los que fuimos alumnos de don Édison, guardamos en la memoría el recuerdo del buen  profesor, sobran los calificativos, cada quién guarda los suyos, pero la experiencia siempre enriquecedora marca un hito en el proceso formador de los robledistas.

Ya estarán pensando, y éste que diablos se metió ahora que llega con recuerdos cada vez mas añejos?  nada de nervios, conservo la frescura y lucidez que me permiten las neuronas.  Y ya que menciono neuronas, entremos en materia...
 
Esta semana que termina, me regalaron la última edición de la revista GEO y en ella encontré una minúscula nota sobre antropología, en ella daban cuenta de otro hallazgo o descubrimiento, uno más; pero esta vez, como cada vez que se publicitan estos hechos, de suma importancia en el esclarecimientos del origen del homo-saurius, perdón, sapiens.  En la nota se aclaraba la antiguedad de los restros encontrados y se aseguraba que el parroquiano encontrado "caminaba erguido", lo que atrasa unas cuantas centurias o milenios la erguidez en el largo camino recorrido por los homínidos para hacerse homos.  Bueno, este tema parece más de primero de bachillerato y su prehistoria, pero las apariencias engañan.  El kid de asunto radica en cómo pueden determinar los antropólogos que un cráneo o calvera perteneció o corresponde con un cuerpo de erguida compostura, y ahí si nos menemos en los terrenos pantanosos de la ciencia anatomica, así sea forense.
 
Una vez leída la nota, me vi obligado a traer esta entrada al blog, porque la lectura de la nota de la revista, me llevó al momento mismo en que en 1976, finales de noviembre para más veras, me  enfrentaba a una caja de cartón llena de huesos, humanos por demás, cuando mediante un leve movimiento de manos, don Édison levantó uno de aquellos restos invitándome a que le hablara al respecto.  Cómo olvidarlo, me correspondió en gracia un omoplato con su apófisis y no sé qué mas cosas... 
 
Más allá del óseo recuerdo, quiero decir del elemento que me tocó en la evaluación final, mal haría en eventurarme a hablar de dicho componente esquelètico, ahora nada conserva la memeoria, y para los interesados, pues que busquen en la wiki; así que termino diciendo prueba superada, o mejor materia, porque en el puntaje final de la asignatura acumulé 63 puntos.  No es ningún mérito, ni cosa por el estilo, solo un recuerdo; pasar  "raspando"  nunca tuvo gracia, pero en el caso de los alumnos de don Édison, pasar era lo que importaba, qué más da si por uno o por cero.
 
No se me olvida,  tranquilos, cerrar sin aclarar lo del título de esta entrada dejaría el asunto cojo, y no es el caso.  Algunos ya lo intuirán, homo erectus, anatomía, calavera... sí, lo del omoplato solo fue una disculpa o argucia que dicen, para alargar la nota; estos elementos tienen que estar relacionados, necesariamente.  Debo aclarar que en la memoria no conservo recuerdo alguno que me permitiera identificar ninguna perforación anatómica por magma que parezca con el tal foramen, pero, cosas de la casualidad, el dato me lo trajo GEO en la edición recibida días atrás.
 
Ahora, volviendo a la anatomía de 1976, no estoy seguro, pero creo haberlo contado en alguna nota anterior, que no voy a buscar ahora, porque no es el caso, uno de los elementos extracurriculares y extra cualquier cosa, era que quienes contribuyeran a inclementar los contenidos la caja de cartón con elementos didácticos para la evaluación finales de la materia, al final de año podían recibir, y de hecho recibían, alguna retribución en puntos -les subía la nota-.  A mi me regalaron tres puntos, debo confesarlo, por las maromas para despistar a don xx en el cementerio de Calarcá y poder contribuir en tan noble actividad ecadémica; en una bolsa de cemento sustrajimos las oseas preseas y así las llemamos hasta la colina de nuestros desvelos.  Que con quiénes llevé a cabo la tarea, no lo recuerdo, solo puedo afirmar que en la bolsa no pudimos incluir ninguna calavera, pero lo mas seguro es, que de haberlo logrado, la hubiéramos aunado en nuestro botín introduciendo un dedo a través de su foramen magnum...
 

viernes, 24 de agosto de 2012

El Borreo de las Crujas.

A través del Correo de las Brujas, ese que acompaña a la humanidad desde que mundo es mundo, hemos ido conociendo a través de nuestros cortos años las noticias que no aparecen en los diarios ni recibimos por el correo, como siempre ha sido.  Lo curioso del caso es que de él, del correo de las brujas, se sirven las malas nociticias para volar, literal o virtualmente al ojo o el oído de los que por una u otra razón deberían enterarse o alterarse por tan galletudo asunto -lo que no queire decir que muchas veces, sino la mayoría, llegan a quien no tiene parte en el asunto, pero ese es otro cantar-.
 
Es así como terminamos enterándonos de los males y dolencias que sufren o aquejan nuestros coetáneos*.  Y en nuestro caso, además de coetáneos, se trata de los ex condiscípulos, aquellos colegiantes que fueron testigos de travesuras y aventuras juveniles, que no es poco.  Así llegaron a nuestros castos oídos las noticias o rumores, que no chismes, con acontecimientos hospitalarios o fúnebres, cuando la salud le hizo una mala jugada a alguno y, en los casos extremos, cuando terminó llevándose los primeros de nuestro grupo, mucho antes de lo que todos hubiéramos deseado.
 
No es de extrañar que con el paso de los años, aumenten en cantidad y frecuencia las noticias que arrastran esos vientos o vuelos, noticias que nos estremecen de alguna manera, siempre, porque lo que le acontece o sucede a nuestro hermano termina sintiéndose en carne propia. 
 
Días atrás, se dejo caer en la red un mensaje que nos contaba de un acontecimiento o evento (otro!) que afecta la salud de Carlos Alberto Villegas, PTT, nos lo hacía saber él mismo a través de un correo electrónico, lo que me da a entender que cuando no tenemos quien nos testifique, pues nos ponemos a dar gritos al viento, eso de llorar sólo no es negocio y de sufrir, menos aún.  Que no nos falte nunca el hombro del amigo, así contradigamos la sentencia que en la letra del tango Yira Yira, no legó Enrique Santos Discépolo... "que al mundo nada le importa, yira, yira..."
 
Ahora bien, es posible que alguno no esté enterado del entuerto que trato de desfacer, entonces lo mejor es recurrir a las letras que de mano del autor nos narran lo acontecido, dejo el mensaje y me despido, por hoy, un abrazo a todos y los mejores deseos para la recuperación de la salud de nuestro doctor PTT, así  sea para que continúe dando lora...
 
*Coetáneo.- Esta palabreja, de poco uso, me la relagó Carlos Mario Vargas en un correo reciente donde se interesaba por la salud del personaje que motivó esta estrada.  Aprovecho para contar que C.M.V. aún da señales de humo.  También dejó sentir sus pasos el padre Camilo.


Subject: Noticias de Grecia
From: cavillegasuribe@yahoo.com
Date: Sun, 29 Jul 2012 19:40:33 -0600
To: fernandonorena@hotmail.com
Algunos han proferido que quienes quieran conocer una cultura deberán pasar largo tiempo frente a la mesa compartida,
Otros prefieren los museos
 
Y algunos personajes de costumbres exóticas preferimos los hospitales.
 
Esta última práctica mucho más dificil y por ello más meritoria, porque primero es necesario adquirir una buena enfermedad que justifique la hospitalización.
 
En esta oportunidad he logrado una hemiplejia percial que me tiene disfruando, con mi medio cuerpo bueno, las gratas atenciones y sonrisas del University Medical Center, en El Paso, Texas donde nos hemos divertido mares, con los funcionarios y enfermeras del hospital.
 
Así que nada de que preocuparse, porque como lo he sostenido reiteradamente, hierba mala no muere.
 
De hecho, yo mismo he escrito este mensaje que quiero hacer llegar a mis amigos, para que no adelanten la natillita.
 
Abraxotes a todos.
PD.Ya salí del hospital y empiezo a aprender a caminar de nuevo. Sigo dando lora.
Nuevos abraxotes
Enviado desde iPad
 

viernes, 10 de agosto de 2012

Nos queda la música

Cuando en diciembre de 1978 nos graduamos de bachilleres en el Colegio Robledo de Calarcá, Jairo Varela aún no había creado el Grupo Niche, lo que implica que no hizo parte de nuestra celebración, no nos amenizó la noche, aún no era su tiempo, se demoraría aún para hacer  parte de nuestra aventura de juventud.  ¿Qué bailabamos entonces?.  Eso se lo dejo a los melómanos.

Pero la espera no fue muy prolongada, iniciados los ochenta, hicieron su aparición y fue para quedarse, formando parte de nuestras vidas, sonando en todos los sitios y, claro, permitiendonos bailar así no supieramos hacerlo.  Fueron y siguen siendo parte de la rumba, de la celebración, de la fiesta, la guachafita y lo seguirán siendo, de eso no me queda la menor duda. 

Cuanta veces nos hemos dejado arrastrar a una pista de baile, al centro del salón, o al pavimento puro y dura, para hacer como que bailamos, dejándonos transportar por sus melodías a ese sitio donde nos olvidamos de nostros mismos para vivir ese otro mundo donde el cuerpo se gobierna a sí mismo, abandonandos y embriagandonos a la vez de eso que tantos nombres puede tener, rumba, fiesta, carnaval, celebración, alegria, baile, ritmo cadencia, gracia, regocijo... sensaciones que sólo se viven allí, hasta terminar exhaustos, embriagados de no se qué, plenos, satisfechos.

La magia de la música, de la que hizo Jairo Valerla, no se puede describir ni contar, menos narrar, se vive, corre por las venas, invade todo el cuerpo, nubla la conciencia, se apodera de uno, lo tranforma, lo hace otro, y cuando termina quada ese otro, renovado, viviente, ingrávido, feliz.

Sobra hacer inventario de los títulos y letras que con tanto ritmo nos han acompañado durante estas tres décadas de creación e ingenio, son muchas, tantos que cualquier intento se quedaría corto, así que ahorremos energías y espacio, que cada uno evoque sus favoritas y guarde en la memoría al creador, al genio, al niche, que desde Quibdó inició el camino hacia la cumbre, sin sejar en el empeño, superando obstáculos y demostrando que querer es poder.

Ese dejo de melancolía, que refleja su mirada, es, tal vez, una forme de decirnos, de gritarnos, que detrás de la función la vida sigue siendo eso, vida, con todo lo que implica...

lunes, 6 de agosto de 2012

No tan Olímpicos...

De Helmuth Bellingrodt (Munich 1972 Montreal 1984 Tiro al Jabalí) a Catherine Ibargüen  (Salto triple, Londres 2012).

Cuando nació Catherine Ibargüen en Apartadó - Chocó, ya el barranquillero Helmuth Bellingrodt le había entregado a Colombia las dos primeras medallas olímpicas, de plata, por cierto.  Según los archiwikos, los colombianos tuvieron que participar cuarenta años en los juegos cuatrienales para alcanzar una presea, y cuarenta años después la chocoana le entrega otra medalla de plata a la historia deportiva nacional... la cuenta ya va por quince: 1 oro, 6 platas y 8 bonces...y a estos Juegos aún le queda una semana de competición.

Así que la histeria nacional tiene, en lo deportivo, muchas cosas por contar, pero como la memoria es frájil y la verdad es que como no la cultivamos, no sé quién pueda ahora recitarnos de memoria,  los medallistas nacionales que a lo largo de estos últimos cuarenta años han inscrito su nombre y el Colombia en los registros Olímpicos.  Tampoco creo que nadie se las quiera dar de Funes para memorizar siquiera las ciudades sedes de las últimas competiciones... y no olvidemos que las historia moderna de los Juegos data de 1896, cuando en Atenes se dieron cita por primera vez.

Olimpicamente hablando, los bachilleres de 1978 del Colegio Robledo de Calarcá de deportistas nada, le dedicabamos tiempo al juego, pero de deporte poco, por no decir nada; sin embargo, al refrescar la memoria, justo es decir que alguna aproximación tuvimos a eso que llaman atletismo -sobra decir que las actividades de conjunto, sobre tierra y con balón sí formaban parte de nuestras motivaciones-.

Algo recuerdo de correr y saltar, en los primeros años de bachillerato, algun rústico acercamiento tuvimos a eso de competir corriendo, si mal no estoy alguna vez en el Pascual Polvero, nos vimos corriendo los cien metros, que, me imagino, nadie se habría tomada la molestia de medir,  pero es un recuerdo bastante borroso, o tal vez arenoso; salto largo y triple y tal vez de bajura, porque mal podríamos llamar altura al nivel que alcanzaba la barra... eso si para darle patadas a un balón sí que lo teníamos, bien en espacios redicidos o en la cancha, también baloncesto, en todas sus modalidades, individual, por parejas y demás cobinaciones, como las infatigables 21´s.  En cuanto deporte acuáticos, más allá de las mojadas que no dábamos cuando la lluvia amenizaba la subida y bajada del colegio, nada, las piscinas estaban muy lejanas, Maiporé ya no funcionaba y la Albania no es que estuviera a tiro de pájaro, así que más allá de bañarnos en el Santodomingo, sin la esperanza de convertirnos en poetas, eso de competir en el agua no estuvo nunca en nuestras dementes cabezas.  Ahora bien en eso de lanzar , tirar o arrojar, creo que practivamos con piedras, pero no con caucheras, a mano limpia, ¿quién de nuestra generación no lo hizo?

Claro que para hacer justicia, la memoria me recuerda que algunos compañeros se entregaban con pasión al futbol y al baloncesto, haciendo parte de equipos en competiciones colegiales, municipales y no sé si más, y hasta lo hacian bien, futbolistas como Jiménez, Ortiz, Bermúdez, Fernández, Zuluaga, Ramírez, Fajardo, Rincón, Peláez, y un etcétera que no puede faltar en las ennumeraciones o listas, y encestadores que no se quedaban atrás, Marín, Díaz, Villegas, Hurtado... Comentario aparte requiere el caso de Fernando Ramírez Salcedo, quien además de practicar el futbol con pasión y entrega, dedicaba sus horas a la fisiocultura, siguiendo el un manual de Charles Atlas, y eso ya es decir! 

Así que me voy, ya casi empiezan las transmisiones de hoy, un abrazo a todos, el sillón me espera y es una cita irrenunciable...

martes, 17 de julio de 2012

Armenia - Calarcá y viceversa




Surrealismo puro y duro...

fotocomposición tomada de la web www.skyscrapercity.com, donde a partir de una imagen nocturna del centro de departamento del Quindío, con Calarcá en primer término, Armenia, Montenegro y La Tebaida, alguien ha añadido un artilugio que une el Alto del Rio con Armenia.  Y surge una necesaria pregunta:  ¿Por que no?.

Imaginen ustedes que mediante viaductos se eliminaran las pendientes que la geografía interpuso entre los dos nucleos urbanos; mejor decir, que los fundadores de los dos asentamientos quisieron tener de por medio, porque este entuerto surgió con la fundación misma... cuyabros y carrasqueños, tal cercanos y separados.

Claro que eso de trazar caminos y carreteras es ahora tarea de ingenieros y demás entendidos, no como en los tiempo de los abuelos, cuando el paso firme de las mulas hacían de topografo,  ingeniero de vías, calculista y demás.  Cuantos años de estudios universitarios requeridos para superar a jumentos y demás primos!  Joder!.

Este inicio aparentemente nada tiene que ver con los bachilleres del Colegio Robledo de Calarcá de 1978, o tal vez sí; lo traigo a raiz de una conversación con un estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad del Quindío, que no fue robledista, valga decir, a quien siempre le pregunto por los puentes, y porqué por los puentes, pues porque con las mulas imposible, ellas de eso ni fu!.

Vienen a mi memoria entonces, imágenes borrosas de un encuentro en los alrededores de la Catedral de Armenia, calle 21 con carrera 12,  de personajes de diferentes pelambres, dispuestos a emprender una caminada entre la capital del departamento y la segunda ciudad del Quindío; ¿Cuándo? antes de terminar el bachillerato y después de iniciado el grado tercero, es decir entre 1975 y 1978.  Estoy seguro de eso porque uno de los pocos testimonios gráficos que conservo, en la memoria, es una fotografía donde aparecemos PTT y yo, y aclaro que en la memoria, porque a estas alturas no estoy seguro de que tan valioso documento gráfico aún permanezca entre los archivos que conservan en casa de mi madre.  Entonces puedo especular que algunos de los bachilleres objeto es este blog, nos dimos por enterados y hasta nos hicimos partícipes de dicho evento.

Así que estando en bachillerado participamos de una caminata entre las dos ciudades; pasado el puente de La Florida, bajar a La María, subir al Alto del Río, descender hasta la bomba del Pescador y terminar, imagino, en la Plaza de Bolivar del pueblo, todo un programón.  ¿Quiénes más estuvieron en ese embrollo?, ni me lo pregunten,  ¿Hicimos la caminata completa?  muy posiblemente, los pocos más de cuatro kilometros de distancia no soy gran cosa, y en cuanto al porqué de la caminata, nanay cucas, ni señas, nada de nada, solo puedo testimoniar que un día entre los años mencionados hicimos la caminada y con eso es suficiente, que si las imágenes son borrosas, los detalles hace rato se marcharon.

Alguna vez, en época de la universidad nos vimos abocados a una caminata similar, pero esta vez por razones del transporte, algo pasaba y no hubo otro remedio que superar la distancia echando quimba, ¿cuándo y con quiénes?  Ufff...

Lo normal ha sido que para desplazarnos entre los dos centros urbanos, a partir de los años setenta que fueron los que me tocaron, utilicemos medios de trasportes motorizados, primero taxis, grandes, amplios, donde llegamos a contarnos hasta seis y siete pasajeros en la parte tracera, por razones de prisa y desconfianza, ¿Quién se bajaba después de haber cogido puesto, pasadas las diez de la noche y llovíendo?  ni el patas.... después vinieron las busetas, ¿recuerdan  a don Luis?, los buses urbanos también llegaron, los de Armenia, se fueron empequeñeciendo los taxis y finalmente hicieron su apareción unos engendros, los microbuses -infamia incluída-.

Ahora no sé que demonios tendrán rodando los empresarios del transporte entre las dos ciudades, pero de lo que estoy seguro es que se sigue dependiendo del los motores, acpm o gasolina, que más da; pocos aventureros en cicla y menos aún caminantes y las razones para ello saltan a la vista:  subida y bajadas y, lo que no es poco, por el peligro que representan para andantes y bicicletistas, la dictadura de los automotores, dueños y señores la vía.  Pero nada que decir, para ellos se hacieron. 

Y vuelven las preguntas, que no tienen respuestas, o al menos que no hay a quien plantearlas; ¿Por qué no?, en estos tiempos de crisis energética, que no ha pasado ni pasará, cuando la contaminación ambiental es uno de los factores de risgo para la salud, y hacer ejercicio es una de las recomendaciones para preservarla, la salud, ¿por qué no un proyecto que permita superar los desniveles que presentan la geografía entra las dos ciudades?  Cuántos caminantes y bicicletantes se beneficiarían?  Será posible algun día una ruta segura y con pocos desniveles para desplazarse entre Armenia y Calarcá, a pie o sobre ruedas no motorizadas?

Bien lo anuncio desde el inicio de la entrada, surrealismo puro y duro... 

Es julio, verano, calor, sopor, duermevela o insomnio, juzguen ustedes.

viernes, 6 de julio de 2012

De Chupinazos y otras gaitas


Cuanto daría hoy por estar en uno de los balcones que dan a la plaza del ayuntamiento de Pamplona, para embelezarme con el cardumen de humanos que danzan al son de los vinoholes con que se embriagan hasta las médulas, mientras esperan a que aparezca en el balcón de las autorizadades locales el designado de turno invitando a la fiesta y al gozo con el grito o la proclama que ya es tradición en la capital navarra todos los seis de julio: "Viva San Fermín, Gora San Fermín"... y el detonar del chupinazo que aviva la histeria y sumerge la barahunda en el paroxismo de la celebración.

Pero no, Navarra aún está lejos y las fiestas no me invaden, al menos por ahora; solo me queda el recurso de la imágen cuadriculada a través de la maja cágica, esa que nos sustrae, nos contrae y nos imposibilita la realidad misma.  No hay otra alternativa, a falta de superar distancias, buenas son las imágenes en movimiento; me rindo!

El mismo recurso me quedará para los próximos días, cuando a las ocho, cada mañana, la vertiginosa carrera de los encieros superen los achocientos metros que separan a las bestias de su fatal destino y las calles abarrotadas de festeros vivan el frenesí del despropósito.  Y yo, testigo desde la distancia; no hay remedio.

No puedo sustraerme, y no he querido-podido sus-llevarme, a estas ocho madrugas pamplonicas de atavismo singular, que no tienen par.  Presenciar, porque las imágenes son en directo y eso me consuela, cómo parten desde los corrales por las estrechas, empedradas y habitualmente húmedas calles seis reses de pura casta, moles de quinientos kilos y más, con pitones altaneros, con la brutal fuerza que su vitalidad empuja y su empedernida decisión de llegar a la meta; en desbocada carrera a 24 patas, más otras tantas que les hacen compañía, las de los mansos que no pueden faltar para que la caravana sea completa; mientras en un fugaz intento por alcanzar la gloria, cientos y en muchas ocasiones miles de corredores se dejan arrastrar en busca de una carrera limpia, delante del toro, que no al lado ni detrás, delante de el o ellos, que entre más cerca mejor... y si llega la caida o la cornada, que sea  sólo un testimonio en la piel, un trofeo de guerra que deja la jornada, para esperar la próxima, mañana o cualdo llegue.  No ignoro ni olvido, que a veces, la partida se piede y el precio es absoluto, total, y se pasa a formar parte de recuerdos y de estadísiticas.  Que la vida es corta y si se vive de prisa y delate de un toro, puede haerse aún mas!

Así, enmarañado en esta mar de patas y de cuernos, carreras, sobresaltos, resabalones, gritos, lamentos y caídas, me son ajenos Higgs y su bosón, las numéricas series fibonezcas, las gramaticales lecciones de Wilson, Jhon, Evelio y Gonzalo con sendos dones, que el tiempo no supera el respeto debido; las ayudas de Vargas Aristizabal y los retos de Villegas Uribe.  A este último la mejor de las suertes con su-bonachi, que no es ni llegará a será mio.

Imagen tomada de 20minutos.es

miércoles, 4 de julio de 2012

El Ipodgrama, subonachi y el Bosón de Higgs

Que mejor comienzo que una manifestación de impedimento, lo que terrenalmente se traduce en "sacarle el fuste al asunto", una muestra del sacalulismo nacional.  Imagino que se estarán preguntado de qué va esto?  Qué hierba se fumó el personaje?; pues nada del otro mundo, todo lo contrario, algo tan mundano como el hombre mismo, según deficinión proverbial que la memoria se empeña en recordar, proveniente de la mano, o pluma, de don Michel de la Montaigne: "El hombre es cosa pasmosamente vana, variable y ondeante", incluida por Porfirio Barba Jacob en la Canción de la Vida Profunda, pero sin el pasmo.

Porfirio, Michel, Higgs, Bonachi y el Ipodgrama, seguimos en las mismas, eh.

Trataré de enderezar el entuerto, y para ello he de retrollevarme a la Escuela Giradot de Calarcá, 1972, que no es mucho, sólo cuatro décadas, que a esta alturas ya no asustan.  Allí, por primera vez, tuve profesores, maestros o docentes, para cada materia o asignatura, como ya lo comente en entradas anteriores, y viví el percance se cruzarme en la vida con uno de los personajes que siguen atravesados en ella, PTT, Carlos Alberto Villegas Uribe, el hijo de doña Graciela...  El otro dato extraible de ese centro educativo y necesario para el embrollo este, es el del profesor de Lenguaje, don Wilson Galvis, a quién nos referíamos con toda la zafiedad de los once años como Don Güipa.

En los años siguientes, los seís del bachillerato en el Colegio Robledo, tuve otros profesores de Español, para el bachillerato las materias cambian de nombre, don John Henao, en los primeros años, no recuerdo bien cuáles otros, pero no olvido a don Pedronel Ospina como director de grupo y profesor de Español en quinto y sexto. Cómo nos sufría don Pedro!, sólo él lo sabe, nosotros escasamente lo podemos imaginar.

Así fue como de la mano de don Wilson, don John, don Evelio, y no puedo saber quién más, tuve mis primeras aproximaciones a eso de la gramática, con su sintaxis, morfologia, semántica, y demás perendengues que ahora no me vienen a la cabeza, y no hay manera de que lleguen en un futuro, por cercano o lejano que esté.  He de confesar ahora, y esto es determinante para el asunto que trato, que si no es por la alcahuetería de Carlos Mario Vargas Aristizabal, Guilligan, para más veras, jamás habría aprobado en los dos últimos años la citada asignatura, me hubiera perdido de formar parte de los bachilleres del Colegio Robledo de Calarcá de 1978, y jamás habría escrito esta bloooogggggg; de lo que se habrían salvado!

Ahora sí, entremos en materia, con mi poca, escasa, por no decir nula filiación con eso de la lengua y sus implicaciones curriculares, no entiendo cómo un personaje que me conoce desde entonces, el doctor Villegas Uribe -doctor de verdad con título y todo- pretende de mí una respuesta al siguiente reto palabrial, cito textualmente  "Ahora juéguese un Mibonachi regresivo capicua, si es tan macho, gorro, el último en llegar es una güeva"...  Sobra decir que el insulto lo recibo por adelantado y la desconfianza sobre la hombría la doy por descontada; más facil sería, si que me pidiera una explicación sobre el Bosón de Higgs, a través del ipodgrama que con temor espero; Al menos estaríamos igualados en la ignorancia desde el principio.

Qué relación puede existir entre la gramática de don Güipa, Higgs con su bosón o si él, Fibonnasi con sus sucesiones numéricas, y el doctor PTT y su-bonachi?, y qué velas tengo yo en el entierro?  como bien dicen en la costa caribe colombiana "mandan huevo!!!

NOTA AGREGADA:  Don Gonzalo Gutiérrez fue otro de los benemétiros profesores que llevó a buen término la asignatura de español, durante esos robledistas años.

lunes, 11 de junio de 2012

El Pueblo y sus Fiestas

Otra vez junio, que el tiempo no se detiene y en su avance, de alguna manera, nos devuelve al sitio de partida, o al menos a una referencia conocida.  Junio mitad de año, vacaciones escolares, fiestas en el pueblo, días soleados... Ahora, a unos cuantos miles de kilómetros, este junio es otro, muy similar a los anteriores, pero diferente, con más horas de sol -sale a eso de la 6:30, para ocultarse pasadas las 21:00- casi quince horas, lo que conlleva noches muy cortas, menos de ocho horas de oscuridad.  Como fecha de inflección el 21 de junio, el solsticio de verano, marca el momento en que los días empiezan a acortarse de nuevo se alargan las noches y así, hasta el año siguiente, para contemplar de nuevo el retorno del péndulo. 

Qué lejos estuve de estos cuentos, durante tanto tiempo, cuando los días eran más o menos iguales y el tejemaneje de las estaciones no formaban parte de ninguna rutina, solo eran ecos lejanos que traían los vehículos de entonces, los periodicos, la radio o la tv.  Ahora vivo las estaciones como parte de la cotidianidad, y percibo la vida del trópico através de los medios, que ahora son otros y los mismos; perduran los periódicos, la radio y la tv, pero me llegan por medio del PC, que aún no me mueven las tabletas ni los telefonos intelegentes, pero llegarán, no hay vuelta de hoja.

Junio, mitad de año, calor en escenso, ayer, domingo once, marcó 34 ºC en Valencia, y el verano aún no inicia, le falta unos cuantos días, pocos, pero no es la hora aún.  La playa hace su llamada con el rumor de olas, años atrás las playas del Santodomingo quedaban más lejos, su romor era y es otro, más cantario, menos monónono, sin sombrillas ni tumbonas de alquilar; con una piedra era suficiente para tomar el sol y dejar pasar el tiempo.  Claro que a sus orillas no llegaba el tranvía, de eso ni en Cartagena, como dice la canción, tampoco el autobus; el camino de ida y vuelta, a pata, voliando quimba.  Recuerdo el desgano que generaba la subida después de una tarde de baño, puede que la vena poética se nos inflara, pero el ánimo estaba más abajo de la jarretes cuando de iniciar el regraso se trataba, Calarcá cerca, pero ese primer tramo de subida la hacía distante, sin olvidar que pasada la variante teníamos otra subida igual o más empinada y creo que más larga, esto último válido para los que subíamos hasta el Veinte de Julio, por la 35.

Ya llegan la fiestas al pueblo, con su vociferante concurrencia y sus martirizantes estruendos, desfiles, cabalgatas, yipaos y demás, no faltarán las reinas ni quienes las coronen, tampoco los trofeos, medallas y demás reconocimientos anualizados, autoridades de todos los colores y sabores y para todos los gustos, que el festejo es grande y no puede desaprovecharse.

Que lejos quedan ahora todos esos ecos, pareciera que se puerden entre el rumor que traen las olas, mientas dejo mis huellas en las arenas de la Malvarrosa...

miércoles, 23 de mayo de 2012

Salvando las distancias

Recordando a Heráclito y su sentecia, que no nos bañamos nunca en el mismo río, bueno, algunos pierden la costumbre de bañarse, pero el río sigue; y tal parece que en el que nos ha tocado remojarnos en esta media centuria ha sido igual o más torrentoso que nunca.  Sólo tenemos que mirar hacia cualquier lado para percibirlo.

Una generación testigo de cambios a velocidad pásmosa, cuando nos llegan las novedades, hace rato que la obsolescencia ya las ha consumido -la paradoja del comprar usar botar-.

Por las empedradas, que no pavimentadas, calles de Anserma Caldas, donde viví mis primeros diez años, era común ver niños descalzos, lo mismo en la calle que en la escuela,  por lo general íbamos de pantalón corto y no era extraño llevar un buen remiendo en los pantalones -atrás, reforzando las posaderas-, la televisión apenas despuntaba y eran pocas la casas donde tenían dichos aparatos.  En premio al buen comportamiento de la semana, nos daban permiso para ir los sábados a ver Cóncéntrese a la casa los Pompi.  En algunas casas la tv estaba en la sala, que daba a la calle, y cuando dejaban la puerta abierta uno aprovechaba para sentanse en el anden y a través de los chambranas, disfrutar un rato de tan novedoso embaleco.  Imagino que esta actividad contribuía a que se nos acabaran los pantalones "por donde se rompen las ollas"  incrementado el humilde oficio de nuestras madres de agregar los consabidos remiendos, para alargar su vida útil.  Lo que si teníamos en casa era un radio Philco, lo recuerdo bien, verde y crema, se encendía y tardaba un poco en calentar, pero funcionaba a la perfección, sobra decir que era de tubos.  Similar al que muestro a continuación, pero verde no negro.



Pero todo dió un giro en febrero de 1971, cuando mis padres dicidieron reintalarse en Calarcá, no habían calles empedradas, aunque sí calles en tierra y muchas, Calarcá un pueblo muy plano en comparación con anserma-faldas;  en la escuela no había niños descalzos y la inmensa mayoría llevaba pantalón largo, ese año yo era una de las pocas excepciones en la escuela Santander con las piernas al aire.  Y de remiendos, poco, casi nada...

El cambio se hacía mas evidente cuando escuchaba a los compañeros hablar de cosas de las que no tenía ni idea, personajes y situaciones que no singnificaban nada, perfectos desconocidos.  Con el paso del tiempo, empecé a comprender que los temas de conversación versaban sobre programas y series de la televisión, que seguiría siendo una desconocida en nuestra casa, hasta bien entrado en el bachillerato.  Así las cosas, con solo desplazarnos unos cuantos kilómetros, no mas de doscientos, el río se hizo más ancho y espumoso.

Ahora bien, cuarenta años después sin Iphones, blackberris y demás perendengues, las nuevas generaciones, los nietos de mis compañeros de bachillerato, que en 1978 salimos del Colegio Robledo, lo mismo en Calarcá, que en Anserma o Bogotá, para no salirme del pais, no podrían vivir.  turbulento el río, eh!!! 

miércoles, 16 de mayo de 2012

¡El cero absoluto!

Vaya, que hoy si la tenemos complicada, el cero absoluto, ese que en alguna ocasión nos pudo haber adornado alguna hojita devuelta por un sonriente profesor...

Bueno, eso de absoluto puede que no tenga mucho que ver, al fin y al cabo, terminaría computándose con otras notas, que, sumando, darían algún valor menos absoluto...

Claro que recibir un cero, no era ni es agradable, en absoluto, al menos el uno (1) ya representa valor, pero es que el cero...

Estas eran las insondables vicisitudes a las que tratábamos de sobreponernos en nuestros años estudiantiles, porque al final lo imprescindible era ganar cada materia y "pasar el año", hasta nos perdonábamos alguna habilitación, con tal de pasarlo.  Ahora bien que si en medio del agitado caos de exámenes y evaluaciones que rondaban nuestras clases cotidianas algo se nos quedaba en la mollera, pues mejor!

El lunes pasado, 14 de mayo, por el canal Odisea, pasaron un programa que llamó mi atención, claro que cuando la atención llegó, ya el programa estaba avanzado, así que lo tengo incompleto, el programa.  "El Valor de un Grado", como bien su nombre indica, trata de un grado, y su valor.  Cuándo costó el grado?  pregunta errada, sin costo, es valor, y no es el grado, es un grado

Empecemos entonces por la pregunta necesaria ¿Qué es un grado?  Los hay que se llaman Kelvin, también Celsius y Fahrenheit.  Como ejemplo práctico, y, según creo, la fuente para la determinación de las diferentes escalas -pildoritas para la memoria- tenemos que la congelación del agua y su punto de ebullición son: 273 y 373ºK, 0 y 100ºC y 32 y 212ºF.  Quiénes inventaron estas mediciones, pues me imagino que tres señores con idem apellidos, como es costumbre; pero si ya había una que funcionaba, para qué crearon las otras?, cosas de la ciencia y del ego de l científicos, bueno quizás no.

En todo caso, eso de los grados nos lo refriegan a diario los hombres y mujeres del tiempo, ahora recuerdo al primer hombre del tiempo televisado en Locombia  (Max Henríquez...), pero cuando hablan de temperatura en Colombia, lo mismo en España, lo experesan en grados centígrados, que por lo visto equivalen a los grados Celsius, solo que con distinto nombre (porqué el cambio de nombre?), pero cuando nos hablan de los amigos del norte de América, por esas tierras hablan en Farhenheig -cosas de gringos-.

También los ángulos tienen grados, pero cómo se llaman?, el cuento en la Geometría Euclidiana es otro paseo y no hay tiempo, espacio ni memoria para ello.  Además,  los militares, policiás y hasta los profesores tienen su grado.  Entonces, ¿qué es un grado?

Ahora bien, quedándonos con la medición de la temperatura, para evitar enrredos, una cosa es el grado y otra su valor, lo que nos llevaría a inmiscuirnos en cuentos refinados que no perduran en la mollera de este servidor, y como en la web todo se haya, pues a quien le pique la curiosidad, que busque... Y no es que pretenda salirme por la tangente, faltaría más, lo que pasa es que meterme en cuentos de la termodinámica me escuese; mi contacto con la física no pasó de los dos años finales de bachillerato, donde, además de sufrir unas semanas con un profesor de cuyo nombre no quiero acordarme, pero del que no olvido que nos llevó a comprar la Física de Michel Valero, tuvimos la fortuna de su irremplazable reemplazo, Olguita, y para qué extendernos, que no nos perdíamos sus clases, así no aprendieramos nada... y mal haríamos al culplar de ello a la profesora, o sí...

Terminemos, a los que vinimos, el Cero Absoluto, que está determinado dentro de las escalas arriba mencionadas con 0ºK, -273ºC y -460ªF;  allí no hay movimiento ni calor, ¿será que hay mataria?.

Los dejo, espero que no fríos, tampoco acalorados, a temperatura ambiente, para que sigan con sus vidas, ya tan alejadas de los días del Colegio Robledo de Calarcá, como lo está 1978 de este 2012 que se acerca a la mitad.  Abrazos y recuerdos para todos.

martes, 24 de abril de 2012

La cremallera y el día

Hoy me levanté pensando en este blog, es más, con la firme intención de escribir después de un mes de silencio; así que ya desde dos o tres días atrás estaba cabilando sobre el qué, la justificación de la entrada, el motivo; pero hasta hace pocos minutos no había tema aún.

Pensaba buscar un poco sobre la proliferación de los días, bueno, no es que ellos mismos proliferen, son los que son y van uno tras otro, cumpliendo su sino, y haciendo que los que creemos que sabemos sobre ellos dejemos pasar la vida mientras ellos continuán en su alternancia infinita, aunque no total, porque según los astrónomos, llegará en el momento que ya no habrá tierra, sol ni sistema solar, pero por esas calendas ya no habrá parroquiano que lo viva y cuente!.

Me refería a que ahora tenemos días para todos los gustos y disgustos, algo o alguien ha decido que las cosas tienen días.  Creo recordar los días que tenían dedicatoria en nuestra época de colegiantes, más alla del día del idioma (ayer), del día del trabajo (en ochos días) y del día de la raza, poco mas.  También estaba el día del árbol, cuya fecha no se me aclara, pero sí recuerdo que cantábamos;

Plantemos nuevos árboles, la tierra nos convida, plantando cantaremos los himnos de la vida...

Sin olvidar los días de la madre y del padre, el del niño -con paseo incluído-, recuerdo ahora el día de la banderita, del profesor; ya acudirán otros más.

Así que para buscar sobre el tema, encendí el ordenador, accedí a internet y en la página principal del buscador que habitualmente uso encontré una cremallera, joder!, el día de la cremallera y yo sin ninguna, efectivamente en la vestimenta que me acompaña no hay cremalleras.  Al leer sobre el cuento, descubrí que hoy hace x años nació el inventor de tan reputado y útil adminículo, vaya fecha!.  Y claro, el que lee aprende y descubre, la cremallera es algo más que el cierre, hay dirección de cremallera, tren de cremallera, y no sé que otras cremalleras más... he descubierto un jardín cremallera, pero no voy a subir la imágen.  En Manizales, en sus estrechas y congestionadas calles oía decir que para mejorar el cuento de la circulación lo mejor era el sistema cremallera, con el cual los conductores que confluyen en un cruce, van accediendo a la vía uno de cada lado en forma alterna, otra cremallera, con mucho de cultura ciudadana.

Pero el inventor tal parece que no inventó, sinó que patentó, fabricó y explotó económicamente el invento, tal como en el caso de la bombilla eléctrica, el teléfono y quién sabe qué mas cosas, que el mundo siempre ha sido de los vivos... y la historia está llena de mentiras y falsedades, no hay remedio!. 

Ahora, en los tiempos del velcro, a propósito, quién lo inventó y quién se llenó con él?; digo, ahora en los tiempos del velcro, no han perdido vigencia las cremalleras, los botones con sus ojales ni los cordones; ¿cual es mejor?, buena pregunta, el velcro es una joda, se pega con todo y termina deteriorando los tejidos cercanos,  además de que se pegan con lo que menos se quiere o necesita; las cremalleras terminan perdiendo los dientes y no tienen dentista, además las metálicas con el tiempo se oxidan y manchan las prendas, sin olvidar el olor desagradable que desprenden algunas;  los botones se caen, los ojales se ensanchan y a veces terminamos abotonados de cualquier manera; muchas veces hemos perdido un botón en el peor momento, y en algunas ocasiones habremos paseado muy orondos con nuestras prendas mal o desabotonadas. Y de los cordones, bueno, terminan reventándose, sin olvidar los nudos.  Sí, los nudos; curso básico para amarrarse los zapatos, primer paso... ¿cuándo pude amarrarme los zapatos por mi propia cuenta? no lo sé, imposible recordarlo, pero lo que no olvido son los nudos con los que era común terminar y para resolverlo era necesaria la paciencia y habilidad de los adultos.  Desatar el primer nudo, otro hito perdido para la historia!.

Así las cosas no sé con cual quedarme, y mejor no elegir, lo importante es poder contar con ellos cuando y donde se precisen, porque cuando faltan o no funcionan las cosas se descomponen; no puede dejar de pensar ahora que en ciertos regímenes carcelarios arrancaban los botones cremalleras y cordones de las prendas de vestir de los presidiarios, lo que los obligaba a sostenerse los pantalones con las manos, ignominioso cuando menos...

Un saludo a los bachilleres del colegio Robledo de Calarcá, que en 1978 me acompañaron a recoger el diploma, estoy casi seguro que ninguno de ellos se habrá salvado de un velcro caprichoso, una cremallera desdentada, un botón caído o un nudo en los zapatos, así que aún sin mencionarlos, desde el primer renglón estaban incluidos es esta entrada, abrazos a todos.

domingo, 18 de marzo de 2012

Cambios...

Con ánimos masoquísticos he rescatado, por intermedio de mi hermano Ricardo, las calificaciones de los primeros años de estudio, primaria y bachillerato. Como ya lo saben, los que por este rincón se dejan caer de vez en cuando, para completar mis estudios primarios trasegué por tres escuelas diferentes, la Antonio José de Sucre, en Anserma Caldas, los tres primeros años y las escuales Santander y Girardot, en Calarcá, para los dos últimos, y en el órden anunciado. Tres escuelas y dos pueblos, con un sistema de calificaciones uniforme, de cero a cinco y notas bimestrales. En los cuatro primeros años tuve un maestro por curso, pero para quinto hubo un profesor por materia.


En 1973 ingresé al Colegio Robledo, para iniciar el bachillerato, como lo hicimos muchos de los que seis años después terminamos graduándonos. Siempre supe, o di por entendido, que la institución llevaba por nombre "Colegio Robledo", sin arandelas ni colgandejos, y con falso y lejano eco de conquistador español. Tema aclarado en entradas enteriores.


Sin embargo, en le boletín de calificaciones de primero, veo que el escudo reza "Colegio Jorge Robledo Calarca" y a partir de las de segundo se suprime el nombre "Jorge", para aparecer con la denominación que siempre he identificado a tan recordado plantel: Colegio Robledo. Lo curioso del caso es, que revisando más documentos, encuentro que en los diplomas de bachilleres, que nos expidieron en 1978, vuelve a aparecer el escudo con el nombre incluído. Busquen el diploma, saquen la lupa y lo podrán comprobar.


Así las cosas, cuando en 1973 ingresamos al Colegio le tenían un Jorge que desaparece durante cinco años y para despacharnos para la casa, en 1978, nos expiden un diploma que presenta las dos variantes, en el encabezado Colegio Robledo y con un escudo que vuelve a incluir al Jorge.


Tratando de deshacer el entuerto, y que conste que de quijote nada tengo, recurro a la web y descubro que ya el Colegio Robledo no existe, ahora hay un sucedáneo que dice llamarse I.E. Robledo (Institución Educativa Robledo). Además, cosa que es bien sabida, ya no funciona donde la vivimos, sinó un poco más al nororiente y, me imagino, que del cuerpo docente tampoco serán muchos los que continúen dando clases... treinta y cuatro años dan para mucho, si ya tenemos jubilados dentro de los graduados de entonces, qué diremos de nuestros profesores!.


Retomando los cambios que vivimos, nos tocó una época de experimentos en cuanto a métodos de calificación; en primero de bachillerato nos calificaban mensualmente y de cero a cinco, en segundo pasamos a períodos bimestrales, con notas de cero a diez y en cuatro y quinto calificaban también por bimestres, pero de cero a cien (primer bimestre de cero a diez, segundo hasta quince, tercero hasta veinte, cuanto hasta veinticinco y el último bimestre, hasta treinta); en sexto volvimos a la calificación de cero a diez, por bimetres, pero con la novedad de los exámenes finales, que habían desaparecido desde segundo. Jóder si nos cambiaban las reglas de juego, y sin derecho al palateo!


Nuestra época de estudio fue tiempo de cambios y experimentos, para muestra los que se dieron en los métodos evaluativos, en los nombre de las materias -recuerdan lo de ciencias integradas- y desaparición de asignaturas -el francés ya no se enseñaba cuando llegamos a quinto- en una institución que con el paso del tiempo cambió hasta de nombre, pero del que prevalece como signo identificativo "Robledo", que nos marcó los pasos, y nos preparó para afrontar la vida. Fuimos y seguiremos siendo Robledistas, desde los primeros graduados en 1952, hasta los que iniciaron sus estudios de bachillerato en este ya avanzado 2012, en eso no cambianos, todos podemos identificarnos bajo un manto Robledista, así no podamos establecer a ciencia cierta en qué consiste.


Un abrazo Robledistas.

jueves, 23 de febrero de 2012

tareas para toda la vida...

"La necesidad de enseñar"

"Es imprescindible aprender. Nunca hemos de dejar de hacerlo, es tarea de toda una vida, hasta el punto de que cesar de aprender es el máximo envejecimiento, el definitivo. Pero conviene no olvidar que es decisivo enseñar, que alguien enseñe, que alguien nos enseñe.

"Aprendemos de múltiples modos y maneras, pero esta variedad no significa que hayamos de desestimar la compañía, la complicidad, la proximidad de quienes nos facilitan, nos procuran, nos acercan, nos posibilitan saber..."

"Nunca olvidamos a quien nos enseña bien lo que es verdadero y bueno. Nos inicia en una forma de relación con lo sabido, para que sea parte constitutiva de los somos. Es cierto, se insiste, "hay que aprender a aprender", pero no hemos de olvidar que hay que enseñar a aprender. Alguien ya dijo que enseñar es dejar aprender. Y ese dejar no es una pasividad, es una creación de posibilidades propias para cada cual, apropiadas. en realidad, ello distingue al buen profesor, al buen educador. Tener un buen maestro, disfrutar de la dicha de un buen maestro es un regalo de la vida y hemos de reconocerlo con agradecimiento y sencillez. Lo hemos necesitado y lo necesitamos."

Angel Gabilondo, el Pais, 22 de febrero de 2012

He querido transcribir algunos apartes del blogg de Angel Gabilondo "El salto del Angel", como una forma de recordar a nuestros maestros y profesores, a los que durante los once años en que trasegamos por escuelas y colegios, contribuyeron a formar en todos y cada uno de nosotros lo que finalmente resultamos siendo. Desde los que nos recibieron en la escuela primeria y forjaron los cimientos, hasta los que terminaron la labor en 1978 en el Colegio Robledo de Calarcá. Al decir "terminaron" lo hago sabiendo que fue el final de un ciclo, dentro del espiral que nos arrastra, espiral, no remolino.

Sus nombres los tenemos en listas personales, porque son experiencias individuales, a pesar de que fueron compatidas; bien dicen que cada quien habla de la feria según le fue en ella, y no les falta razón. Imagino que habrán coincidencias, como es lógico, lo mismo que diferencias, no sin razón; pero lo que si tengo claro, es que en un algún rincón de nuestro ser guardamos sentimientos de gratitud por esos hombres y mujeres que con su esfuerzo, dedicación y compromiso, marcaron nuestras vidas. Porque todos tuvimos la felicidad de disfrutar experiencias junto a un buen maestro, y en más de una oportunidad, y sus enseñanzas nos acompañan siempre y nos impulsan a seguir aprediendo, dia a día.

No quiero dejar nombres, cada quien lleva huellas particulares y conserva sus gratos recuerdos...

martes, 14 de febrero de 2012

Estrenar cuadernos

Por ahí pasamos todos en repetidas ocasiones, inevitablemente, el inicio de cada año implicaba estrenar cuadernos, se marcaban con el nombre y la materia y algunos, los más juiciosos, hasta con el nombre del profesor. Creo que también se usaba identificar el grupo, 6º-A y el año, 1978; pero no era regla, los habría que simplemente los iniciaban desde la primera hoja.

Pero el paso anterior era la compra de los mismos, con cargo al bolsillo de los padres, obvio; claro que también los había procedentes de los directorios políticos o de otras instituciones de distintos pelambres, así que mejor no hablar sólo de la campra. Lo cierto es que, de cualquier manera, se terminaba cargando cinco o más cuadernos bajo el brazo o dentro de alguna imitación de mochila o maletín, que nos acmpañaban buena parte de nuestras jornadas estudiantiles y se arrinconaban en algún lugar de la casa una vez terminada la misma. Por aquel entonces era común que en casa se tuvieran pupitres, en mi casa hubo uno, amarillo, que sobrevivió como herencia sempiterna hasta el último de los noreña-gamboa, incluso creo que aún sobrevive en alguna parte de la estancia materna.

De cincuenta o cien hojas, he ahí el dilema. . . de acuerdo con nuestras capacidades cabalísticas, experiencias y espectativas decidíamos de cuántas hojas, buscando que durara para toda la legislatura; también los había de 20 hojas, pero eran una minoría. Y nos quedaba la opción de repartir uno grande en varias materias, vaya sapiencia!. Por esa época surgieron los cuadernos anillados o argollados, que rompieron con la dictadura de las cien hojas como límite, llegaron los "cinco-materias", pero es posible que para disfrutar de tan maravillo invento tuviéramos que esperar algunos años.

Lápiz o lapicero? porque la época del estilógrafo había sido superada, eso de cargar la tinta y llenar el aparatejo de marras, con las consabidas manchas que ocasionaban los inevitables accidentes (manchas azules o negras en los cuadernos y la ropa, en el bolsillo de la camisa o dentro del maletín, desastre total), no iba muy bien con nuestros desordenados espíritus. En un momento dado quise especular que a lo mejor Jotica* podría haberlos llevado, los estilógrafos, pero un vago recuerdo me persuadió de lo contrario: La ocasión en que por poco se ahoga con el obturador del lapicero, ese adminículo que algunos modelos de plástico tenían para empujar o guardar la mina y que , por lo visto y vivido, servian de entretenimiento a nuestra brillante compañero de clases, hasta que la mala jugada le persuadió de no volverlo a hacer con el lapicero tan cerca de la boca. Si la memoria no me traiciona del todo, fue en clase de química, con don Urbano Zapata, es decir en quinto o sexto. Jota lo recordará mejor que yo, por una vez fue el protagonista de la clase por algo diferente a su excelente rendimiento!

Lápiz o lapicero? lapicero por mayoría. Porque los portaminas tampoco habían hecho su aparición por aquel entonces, estaban cerca, pero no tanto; o si lo estaban, no se habían popularizado aún.

Aún no disponíamos de calculadoras manuales, todo a lapiz, sumando, restando, multiplicando y dividiendo; raiz cuadrada también y no olvidar la tabla de logarítmos ¿para que servía a más de rajarnos en trigo?.

Tal parece que nos tocó la epoca intermedia entre la pizara y el ordenador, entre el ábaco y la calculadora, la del lápiz y el papel...

Pasan por mi memoria momentos en los que con esmero escribíamos las primeras páginas de nuestros cuadernos, con las primeras lecciones de cada año, y cómo, con el pasar de los días y el avance del año, la prisa y otros intereses terminaban reflejándose en los mismos con hojas en blanco, testigos mudos de alguna fuga; tachones, enmendadubas y borrones, que hicieron parte inherente de nuestro proceso de aprendizaje.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Cuatro Años

Al cumplir cuatro años de "ininterrumpida labor", es necesario mirar atrás y comprobar el camino recorrido. Alguna huella debe haber, quizás pequeñas y casi indelebles marcas en la memoria de los que por algún acaso han caido en este blogg. Unos cuantos comentarios y algunos mensajes de texto a través del correo electrónico nos permiten saber que no se ha escrito en vano. La otra herramienta que nos hace saberlo es el contador de visitas que tiene instalado este chisme, y que nos permite saber la cantidad de visitas que recibimos, día a día.

Sé perfectamente que este entuerto no es masivo, todo lo contrario, tiene una orientación muy determinada: Los bachilleres del colegio Robledo de Calarcá, que en 1978 hechamos a andar por el mundo. Así que no me extraña que los visitantes sean pocos, cuando no escasos, pero en ningún momento inexistentes. Adicionalmente, y como bien lo saben algunos de mis ex compañeros de friega colegial, con cierta regularidad les hago llegar un mensaje, recordándoles que este cuento no para, que sigue acumulando letras, que no se desiste en el empeño.

A estas alturas de la partida, las cosas no son de todo como imaginaba en sus inicios, los contactados son pocos y, además, bastante silenciosos, no sé bien si tímidez o desinterés, o vaya a saberse qué; lo cierto del caso es que de los convocados sólo unos cuantos han sido notificados o enteredos, razón adicional para que este negocio aún no peleche.

Las causas no pueden ser muchas, y la culpa de nadie, al menos nadie distinto de mí, que me metí sin consultas previas ni los estudios de mercado pertinentes. Además, los medios han sido bastante reducidos, a más de la buena volundad de los mas cercanos, poco. Sin dejar de lado que desde que estoy dándole a la matraca, no han vuelto mis pasos por tierras cafeteras; sigo varado a orillas de Mediterráneo, respirando otros aires, cuasi desconectado del mundanal eje cafetero colombiano, y digo cuasí porque algunos rumores recibo, aunque también escasos.

Algo que sí he podido comprobar, a lo largo de estos 48 meses, con mis incursiones en el laberinto que nos concierne, es decir la época del colegio, la década de los años setenta, es la escacez de material que presenta la web. Muy pocas cosas se han vertido a este medio, tan pocas que podría decirse que todo está por hacer. Y no sólo a nivel del municipio o del departamento, funciona igual para el colegio o cualquier institución de la región, es decir, sobre lo que inutilmente he tratado de encontrar información.

Parece ser que en la digitalización de archivos estamos en pañales, o menos aún, en estado embrionario, si es que alguien ha llegado a pensar en ello -de lo que no tengo la más mínima idea y me quedan muchas dudas-. Entendible, claro, las prioridades son otras, la inmediatez nos carcome y, en últimas, para qué digitalizar archivos que a lo mejor nadie llegue a consultar o cuya importancia sea tan reducida que no valga la pena el esfuerzo. Pongamos un ejemplo simple, sencillo, ¿Quiénes han sido los alcaldes de Calarcá en los últimos cincuenta, cuatenta, treinta o veinte años? ¿Dónde puede consultarse esa información? ¿A quién corresponde el manejo de los archivos del municipio?, si es que existe dicho archivo. ¿A alguién le importa?

Bueno, no les prolongo más la nota con mis cuitas, mejor me despido de momento, no sin antes notificarles que no me detengo, que continuo, prosigo, avanzo, al menos en apariencia, sin desistir en el empeño; si el cuerpo ha aguantado estos cuatro años, confio en que resista otros cuantos...

Un abrazo para todos.

jueves, 26 de enero de 2012

Todo cambia, 1971

"No hay primera sin segunda dijo Pincho Kalandrake...", ya voy llegando a la cuarta y como si nada, sigámosle dando entonces:

Como puede verse, o leerse, en los entradas anteriores, inicié mis estudios primarios en Anserma, Caldas, y allí cursé hasta tercero; si mal no estoy alcancé a iniciar el cuarto grado, pero eso es conjeturar. Lo cierto es que llegado el año de 1971, mi familia se desplazó, y yo con ella, a Calarcá, volvíamos al terruño, dejando atrás los primeros pinitos de amistad y mucha familia, abocados a lo nuevo, a lo desconocido y sin vuelta de hoja.

No puede ser agradeble ni placentero que lo cambien a uno de escuela y de ciudad y de todo a la edad de 10 años, hacer borrón y cuenta nueva es una mala jugada, pero a esa edad los designios familiares te cobijan a cabalidad y no tienes nada que hacer. Así que para febrero reiniciaba mis estudios en otra escuela, sin nadie conocido, bueno excepto uno, de quien más adelante daré algunas señas y hasta el nombre, lo mismo que un primo. De la escuela Santander los recuerdos son igual de borrosos o más que los que conservo de la escuela Sucre; bastaría decir que no he podido acordarme del nombre del profesor, de su rostro sí, algo queda en la memoria, pero nada más; de los compañeros de pupitre menos, no tengo ningún nombre grabado, y eso me parece curioso, es como si no hubiera estado allí. ¿Acaso algunos de mis compañeros de grado en el Colegio Robledo de Calarcá en 1978 también militaron en el cuarto A de la escuela Santander en 1971? pregunta sin respuesta de momento.

A Fernando Naranjo lo conocimos en diciembre de 1970 y con él me reencontré en la escuela al año siguiente, pero como era un poco más alto, y quizás también un poco mayor, no nos tocó compartir salón, de todas maneras fue un rostro conocido y el enlace para superar el trance. Habíamos trabado amistad mientras mi familia estuvo de "paseo" en la Villa del Cacique" en el diciembre anterior, recuerdo que pasamos unos días en casa del abuelo, donde ellos, los Naranjo, tenían una tienda y en compañía de Fernando matabamos el tiempo. Años después, Fernando Naranjo Salamanca también terminó bachillerato en el Colegio Robledo y en 1978, pero en 6-B; no estabamos escriturados para compartir de cerca, siempre tuvimos la pared de por medio; lo recuerdo como el primer amigo calarqueño y de él no sé nada ahora.

Tampoco sé mucho de la gran mayoría de compañeros del Colegio, al repasar la lista los recuerdo a casi todos, con alguna rara excepción, que no puede faltar para completar la regla, sus rostros petrificados en el tiempo permanecen en la memoria, y guardo la ilusión del volvérmelos a encontrar; no es que pretenda desandar caminos, faltaría más, al olmo no le pido peras, pero los reencuentros hacen parte de la vida, son una forma de volver a encontrarnos con aquel que fuimos, con esa parte oculta o escondida de lo que somos.

jueves, 19 de enero de 2012

Antes, pero no mucho.

Releyendo las dos entradas anteriores, y después de darle algunas vueltas en la cabeza al asunto, he resuelto soltar la tercera sin cambiar de tema, así que vuelvo a la escuela, pero esta vez retrocederé un poco más.

Era 1968, año de la Primavera de Praga, la Matanza de Tlatelolco y del llamado Mayo Francés; sí, el de la elección de Richard Nixon -y su Watergate- como presidente de USA, del Apolo 8 y la primera órbita tripulada al rededor de la luna, del asesinato de Marthin Luter King, del golpe de estado de Torrijos en Panamá, de los Juegos Olímpicos en Ciudad de México y, en la esfera nacional, de la visita de Pablo VI y de la Conferencia Episcopal en Medellín. En el Quindío, recién creado, mandaba Ancizar López L. primer gobernador, no encuentro quién lo hacía en Calarcá, es más yo aún no estaba allí, y no me di cuenta!

Obvio que los hechos a resaltar son muchos, pero el espacio no da para tanto y las fuentes no es que sean muy amplias, a pesar de la web y todas sus bondades (a propósito de web, según cuentos, y cuentas, el inicio de este entuerto que ahora llamamos internet, data de 1969); mas aún, cuando las hemerotecas me quedan un poco distantes, como a 10.000 kilómetros. Así, mientras los norteamericanos seguían empantanados en Vietnam, y los Chinos lidiaban con su Revolución Cultural, nosotros empezabamos la aventura del aprendizaje escolar, palitos y bolitas, planas del 1, del 2, del 3, las vocales; papá, mamá, bebé... esa aventura que aún continúa y de la nunca saldríamos, sino fuera por el nada despreciable hecho de tener fecha de caducidad, final, end.

Empecé en la escuela Antonio José de Sucre, de Anserma, Caldas, un pueblo bastante faldudo y apacible, con frencuentes mañanas de niebla, de esas que impiden ver a poco más de un metro, y no exagero. Pero como la memoria es fragil, dos nombres se me atraviesan y no puedo establecer de quién aprendí las primeras letras, me inclino a pensar que fue con la profesora Aurora (sin apellido), la recuerdo cantándonos una canción de pulgarcito, y don José Gasull, el profesor en segundo, pero pudo haber sido al revés. Seguro si estoy de don Gerardo Herrera como profesor en el tercer año de primaria, el último que cursaría allí. No son muchos los recuerdos que me llegan de esos tres años, más allá de la planta física con sus dos patios; de mis compañeros de estudio casi nada, si acaso un nombre y poco más; pero lo que si está fijo, casi vivo es el accidente peatonal en uno de los patios, el choque frontal (frente contra frente) entre dos estudiantes, uno de ellos el que escribe; no recuerdo bien el impacto, pero si sus consecuencias y los intentos de bajarme el chichón de la frente con una moneda de cobre de 5 centavos... a fe que no lo lograron del todo!

Así son los recuerdos, y una lástima que para este período no pueda contar con la ayuda de PTT, que siempre logra encontrar alguna traza olvidada, nos encontrabamos algo distantes por aquel entonces, él en Calarcá, trasegando en la vorágine del abecé de la vida. Tampoco puedo esperar ayuda de los otros compañeros de bachillerato, porque el único bachiller del colegio Robledo de Calarcá de 1978 que inició sus estudios en Anserma fui yo, no hay tu tía.