Tal parece que para esto de las elecciones nuestro pais está poblado de candidatos, los unos tratando de hacerse con la dignidad, honor o cargo, la chanfaina que dicen por tierras del altiplano, y los demás, porteñamente, cándidos que no sólo se dejan, sino que ayudan a dicho engaño.
Porque si los que acudimos a las urnas, pecamos de ilusos, creyéndonos el cuento, los que no, lo hacen por sobervios, que no se untan, que no se enteran, pero le hacen el juego, y de qué manera, a nuestro entuerto democrático.
Y digo entuerto (agravio), porque los resultados no pueden menos que agraviar a cualquiera que se precie. Desde que me conozco vengo escuchando los mismos cometarios, con algunos matices, sobre los resultados electorales, después de cada refriega, suben los mismos, o de los mismos, que es igual; y al pueblo nunca le toca, y cuando lo logra. . .
Claro que nos queda el consuelo, si sirve de algo, de las muy significativas excepciones, que siempre las hay. Pero nunca se ha visto que las manzanas buenas mejoren a las podridas, mas bien lo contrario.
Y surgen entonces las preguntas, cuántos y quiénes, de los bachilleres del Colegio Robledo de Calarca, de 1978, han aspirado a la dignidad, honor y cargo? es decir quiénes y cuántos han caido en la tentación de ser o hacerse pasar por candidados? Que yo sepa, uno. Cuántos más?
Segunda, cuántos, quiénes y cuántas veces, hemos caído en la candidez de participar en las elecciones, creyendo que verdaderamente elegimos?
Y la tercera, para no alargar el asunto, cuántos son los que hacen parte de esa masa informe, que por tantos años, con su indiferencia o apatía, siguen haciéndole el juego al sistema, facilitando que una minonía de minorías continúe mangoneando en nuestro pais?
No espero respuestas para estas preguntas, sólo, que no puedo dejar de preguntarme.
Un abrazo a todos, y no olviden, que el 30 de mayo tenemos otra cita.
1 comentario:
Imagine que el único candidote era yo.
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