Se consolida la primavera, los estornudos se acrecientan y los ciclistas se dejan llevar por los caminos adoquinados del norte de Europa; es abril en todo su explendor.
Los árboles vuelven a poblarse de puyitos verdecinos que, en poco tiempo, se tornan hojas y el renacer de la vida se hace notar en cada esquina. Entre tanto, con la regularidad que cada año trae, por los caminos polvorientos, las ruedas, acompasadas al son del pedaleo, arrebatan el aire, estremecen los cuerpos que las dominan y hacen la fiesta de cada primavera, el cilcismo se hace ruta y las competencias se suceden, cada una en su rito; el mito crece y el espectáculo no cesa.
Pero no siempre la primavera es sinónimo de vida, a veces también ella sucumbe en pleno renacer, la muerte no conoce de tiempos ni de espacios y menos de estaciones; se deja llegar, aparece, se hace presente para lleverse consigo a quien bien tuvo. Y nos deja el vacío que tiene cada ausencia, ese espacio que ya no se llena y permanece, no se sabe bien dónde.
La ausencia de José Ramón Díaz, es la marca que nos deja esta primavera, con ella se ha marchado, ahora sólo es recuerdo. Y con él ya son varios los bachilleres del Colegio Robledo de Calarcá de 1978 que han cumplido la cita. Ya no están, ya no son, pero sus imágens y recuerdos perduran en la memoria, de alguna manera se hace más presentes que los que simplemente se han alejado un poco del camino, pero sin abandonarlo.
La primavera continúa, los estornudos se hacen más frecuentes y cada día el sol alarga su presencia, acortando las noches poco a poco.
Y mientras los ciclistas siguen en su peregrinar sin rumbo, ayer allí, hoy por acá y después por allá -Mañana 20 de abril se corre la Flecha - Valona- los recuerdos siguen su curso, con imágenes que permanecen desde hace más de treinta años guardadas en la memoria, para aparecer ahora como si fueran de ayer y José Ramón sigue igual que cuando terminamos el Colegio, y así se quedará para siempre.
NOTA: Gracias a Luis Fernando Marín G. supe del deceso de nuestro ex compañero de clase, me hizo llegar una nota el mismo fin de semana de la partida de José Ramón.
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