lunes, 27 de octubre de 2008

Sobre otros nombres - Sobrenombres.

Poncho, conejo, lifer, burro, caretierra, chucho, pacho, pato o estribo, feo, table, toto, la nueva estrella de las canciones, niñodios, Guilligan, PTT, comadrejo o abismo, cupis, gilepo, pescao. . .
Seguramente la lista era más larga, pero los que recuerdo de momento son esos.
No sé quiénes sigan arrastrando con el remoquete, aparte de PTT, a quien por cercanía y trato sigo llamando de esta manera, y no sólo yo, de eso puedo dar testimonio. Ahora bien, que cuando hacemos remembranzas con otros del 78, ineludiblemente nos referimos a los diferentes personajes por su segundo o tercer nombre, que en la época del colegio fue el primero. Lo que me lleva a pensar que al menos en la memoria de los bachilleres de 1978 del Colegio Robledo de Calarcá, los apodos prevalecerán para eterna memoria.
Sí, ya sé que ahora son todos unos señores, muchos con altos títulos académicos y reluciente historíal profesional, otros esposos y padres; abuelos? es probable; por lo que que no será fácil encontrarnos con el abogado, médico o qué sé yo, con el abuelito en compañía de sus dos nietas, y soltarle a bocajarro el remoquete que con tanto cariño le rallábamos en los años de Colegio. Eso sí, tengo la plena seguridad de que no podremos apartarlo de la mente y en algún momento de una hipotética charla, una vez superada la distancia que impuso el tiempo transcurrido, saldrá de forma natural, sin estridencias ni solapamientos, a lo mejor en la despedida: bueno pescao, nos vemos. . .

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