martes, 5 de octubre de 2010


¡Viva! ¡VIBA! El IBA tiene pregrado


El pasado 30 de septiembre, el Consejo Superior de la Universidad del Quindío aprobó el pregrado en Artes Visuales para el Instituto de Bellas Artes –IBA–.

Esta deuda pagada se convierte en una buena noticia que nos deja dos certezas.

Una, los procesos institucionales, por paquidérmicos, responden tarde a los anhelos de formación de los quindianos.

Dos, más allá del necesario trabajo serio que garantice la solidez de los programas, existe mucho de voluntad política que viabiliza o entorpece las iniciativas de los funcionarios que quieren hacer progresar a la Universidad del Quindío.

Cuando a mediados en la década del 90, el rector Henry Valencia Naranjo dio vía libre al Instituto de Bellas Artes en el edifico patrimonial del centro de Armenia, ya muchos años antes, varios profesores habían luchado a brazo partido por hacer realidad esa iniciativa. Entre ellos Mario Ramírez Monard, quien prefirió aceptar el inicio del IBA con cursos de educación continuada a abandonar una idea que revolucionaría la enseñanza estética en el Departamento.

En varias oportunidades el propio Ramírez Monard intentó que distintos rectores entendieran la necesidad de unos programas formales para abirle las puertas a la cualificación profesional de los talentos quindianos.

Con Laura Victoria Gallego y con un grupo de profesores del Instituto de Bellas Artes trabajamos en el 98 los primeros currículos formales para aprobación del Consejo Superior. Recuerdo con especial cariño, por su dedicación, los nombres de Maria Fernanda López, Alba Lucía Solorza, Mildred Eugenia Gutiérrez y Antonio Stalin García, en el área de Artes Visuales, a Juan Carlos Guío, Deiner Sergio Hurtado, Alberto Gaitán y Edgar Gallego, en el área de música.

Contamos además con el aporte profesional de un artista quindiano formado en Tecnología Educativa: Gustavo Muñoz Matiz. Con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Gerencia de Cultura que orientaba en su momento Gladys Molina articulamos a estas iniciativas el Diplomado en Gestión Cultural y formulamos el proyecto de la Escuela Internacional de Bellas Artes. Sin embargo, la mirada pragmática del rector de turno no le permitió entender que el Quindío necesitaba alas para el espíritu y su generosidad solo alcanzó para la dotación de unos pocos nuevos instrumentos.

11 años después de una paciente tarea -en la que cuenta sin duda la presencia constante de José Nodier Solórzano Castaño como Coordinador Académico, y del animoso grupo de profesores, entre quienes todavía sobrevive con pasión de creadora, el nombre de Mildred Eugenia-, es posible que los quindianos celebremos un triunfo que nos pertenece a todos: por fín le han aprobado al Instituto de Bellas Artes su primer programa de pregrado en Artes Visuales.

José Nodier, a quien no solo conocemos como un escritor de talento en el Quindío, sino también como a un gestor cultural de trayectoria probada que le ha entregado a nuestra tierra la primera y efectiva Biblioteca de Autores Quindianos, se prepara para apuntalar un nuevo éxito en su tenaz gestión académico–administrativa: el programa formal de música y el programa de Danza. 11 años de una paciente y titánica labor contra la falta de voluntad política y la desidia estética.

Y así como no hemos señalado los nombres de quienes han entorpecido un rápido desarrollo del IBA –pues no se lo merecen–, sí es necesario señalar que para los artistas, los gestores culturales y los ciudadanos interesados en el desarrollo cultural de nuestra tierra, el nombre de Alfonso Londoño Orozco, actual rector de la Universidad del Quindío, brillará con horizonte propio en la historia del arte quindiano. Voluntad política que se traduce en certezas académicas y en elementos de progreso para la región. Enhorabuena.

Carlos Alberto Villegas Uribe
Madrid, 05.10.10

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