jueves, 24 de noviembre de 2011

Chocar contra las paredes

A veces nos pasa, que no con mucha frecuencia, pero sucede. De pronto te encuentras con esa sensación de no sabe uno bien qué, pero como mínimo te queda un buen recuerdo en la frente y en una rodilla. . . bueno, eso en mi caso particular hoy. Por eso nos dicen siempre que hay que caminar mirando hacia adelante y con la frente en alto. Pero de vez en cuando no aplicamos tal consejo, miramos hacia atrás o hacia otro lado y avanzamos, entonces viene que la pared o la columna están donde uno menos se lo espera y tenga! de frente y sin protección.

Mientras sostengo la bolsa de hielo en precario equilibrio sobre la cabeza, para aminorar los efectos del golpe que me llevé hace poco en la terraza, eso del chichón en la frente es bastante delator y no se diga el hilillo de sangre que se deja ver, procedo a escribir esta breve entrada, que desde hace días me venía prometiendo. Y dirán que porqué ahora?, pues precisamente por eso, porque el golpe me sirvió de justificación para la apertura.

Después de las dos fechas electorales y con los disímiles resultados arrojados, sí arrojados literalmente, uno se queda casi sin tema o mejor con el tema pero sin las palabras. Primero fueron las elecciones regionales en Colombia de alcaldes, concejales, gobernadores, diputados y demás, que tendrán la santén por el mango a partir del 2012. Mientras por estas tierras, se jugaban las ligas mayores, las nacionales, senado y cámara y con ellas la presidencia de gobierno, también para el próximo año, aunque como van las cosas es posible que el nuevo gobierno esté constituido antes de navidad.

Por estás tierras se marcha a otro ritmo, elecciones el 22 de noviembre y en menos de un mes estarán ejerciendo los elegidos, eso sí, a partir de publicación de los resultados de las elecciones en el BOE, dos o tres días después de la justa electoral, el gobierno saliente queda en funciones (lo que quiere decir que cualquier actuación se hará en coordinación con el gobieno entrante); otro dato más, la campaña electoral sólo dura tres semanas -claro que se hace campaña los trescientos sesenta y cinco días de cada año, sin tregua, sólo hay que asomar la nariz por la tv a la hora de los informativos-. En Colombia mientras tanto, la safra electorar se prolonga por meses, tal parece que nunca se acaban, los resultados definitivos casi nadie termina conociéndolos más allá de los círculos interesados y pasan casi dos para que se los elegidos asuman sus cargos -dando margen de acción a los salientes con nefastas consecuencias para el gobierno entrante y para el pueblo -ese al que nunca le toca-, como suele suceder en el país del sagrado corozón que llaman. Para muestra los contratos que se firman antes del 31 de diciembre de cada año electoral. ¿alguién habrá hecho alguna vez un estudio al respecto?

Bueno, parace que nada tiene que ver los primero con lo segundo en esta deshilvanada entrada, pero las apariencias engañan; ¿cuantos condidotes terminan con un pasmo de narices con los resultados de las elecciones últimas?, el chichón no se notará en la frente pero puede doler y durar más. . . o si no, que lo diga quién pretendió hacerse elegir alcalde de Bello como candidato único el 30 de octubre pasado, para muestra un botón!

La vida te da sorpresas, sorpresar te da la vida... como bien canta Rubén Blades. El hielo se ha convertido en agua, voy a ponerme unos cuantos más, hasta la vista.

PD: Por lo que puede ver este año también aparecieron los nombre de algunos bachilleres del Colegio Robledo, promoción 1978, en las listas de aspirantes al concejo de Calarcá, insistentes, eh!

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