Bueno, como verano es cuasi-sinónimo de viaje, pues sigámosle dando al asunto.
Carlos Alberto Villegas U. se fue a USA, empacó hasta el gato, así que su estancia no será corta. Imagino que por lo menos durará hasta que se termine... creo que ni él podría precisarlo. El hecho es que se fue, abandonó por enésima vez el Quindío y se instaló en tierras más al norte, donde algunos otros bachilleres del Colegio Robledo de Calarcá de 1978 han armado su toldo - y no haré más referencia en esta ocasión, porque, en últimas, no sé cuántos son los que están por esos pagos, escasamente sé de dos o tres más-. A propósito, ¿cuántos robledistas del ´78 vivirán fuera del país y de ellos cuántos en la United?
Como siempre, preguntas sin respuestas... alguién tiene datos, suéltelos.
Otro viajero del que puede decir que lo ha hecho aprovechando esta época estival, porque pasó por estas tierras levantinas, lo ví y hasta almorzamos juntos, en albuixech, fue Camilo Augusto Sanchez H., el padre Camino que no ceja en su empreño de acular millas, se dejó ver, compartimos una buena paella valenciana y siguió su camino, que los viajes del padre son periplos de largo alcance.
Y para rematar he de decir que yo también, dejádome llevar por la tendencia, me he pegado una escapadita. En julio los pasos me llevaron al Pirineo aragonés, a la provincia de Huesca, España, en los límites con Francia, que casi la piso. Qué bueno es viajar, ver otros paisajes, perderse un poco en lo desconocido. El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un regalo de la naturaleza, sólo le dí algunos pasos y me prometí volver, con más tiempo, para explorarlo y disfrutarlo.
Un abrazo a los viajeros, y los que sueñan con los viajes, los realizados y los pendientes, y que no olviden que el viaje más largo se inicia con un paso, como decía algún anuncio de la revista Selecciones de Reader´s Digest, allá por los tiempos en que compartíamos, mientras nos hacíamos bachilleres.
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