lunes, 30 de agosto de 2010


50 AÑOS DE VIDA PARALELA

(A Esperanza Jaramillo, inspiradora de esta saudade)

Muchos de los egresados del Colegio Robledo –y aquí me gustaría que, por fín, levantaran la mano–, terminamos nuestra formación profesional en la Universidad del Quindío. Y para todos los robledistas del 78, –meses más, meses menos, depende desde donde se cuente este cinquentenario– nuestra vida ha corrido paralela y concomitante, alegre y desbocada, a la gesta de la razón y la concordia que constituyó, de fondo, el proyecto de la Universidad del Quindío.

Por eso me alegra recibir testimonios de la celebración de sus cincuenta años. La toma pictórica de los estudiantes de Bellas Artes que suavizaron algunos rincones de la institución extendiendo la vida sobre la vida y añadiendo color al trajín cotidiano de la razón. Las actividades académicas que pusieron el valor el pensamiento y la investigación de los quindianos, y el libro que conmemora esta fecha definitiva para el progreso regional. Un libro en donde se han destacado, con fino humor, como lo comenta la poeta quindiana Esperanza Jarmillo, los textos de los escritores y docentes Carlos Alberto Castrillón y José Nodier Solórzano Castaño. Y como si fuera poco, este último presentará, además, una de sus realizaciones como presidente del Consejo Nacional de Literatura: La biblioteca de Autores Quindianos.

De nuevo José Nodier Solórzano Castaño, desde una propuesta renovadora en donde realidad y ficción pierden sus límites, toma la palabra para acentuar verdades y razones, y vuelve a evaluar y re-crear, con una acidez que puede incomodar a los serios escritores quindianos, la desnudez de su inexistente literadura, según las palabras de Rosamira Castrillón .

El texto del poeta Carlos Alberto Castrillón Rámirez, no lo conozco, pero sí conozco de sobra su valía en la critica literaria y su experticia el estudio de la risa, la geloslogía. Pero sobre todo conozco su calidad de ser humano que permite augurar mucho más que risueñas páginas.

A la que no conozco de viva persona -y recargo esa expresión coloquial- es a la ninfómana esa de la Rosamira Castrillón, con la que no se si realmente me gustaría encontrarme, hay ciertos trotes que ya reclaman más calmados disfrutes. Uno no sabe que es peor, si su lengua viperina, cruzada con machete tres canales y abarcas trespuntá, o sus insaciables apetitos carnales, que no ha dejado miembro de ASOEFIFI sin desflorar.

Y lo peor: uno no sabe que es mejor. En definitiva, que viva Rosamira, pero que viva lejos.

Que viva el buen humor, que tanta falta nos hace para asumir la vida de una manera más tranquila, más fluida, con un mayor disfrute, un humor que morigere la solemnidad, pero que no banalice lo trascendente.

Pienso en 50 años de la Universidad y las figuras míticas de Euclides Jaramillo Arango, Alirio Gallego y Otto Morales Benitez empiezan a dibujar montañas y razones para combatir la violencia.

Y detrás de esos paisajes, toda una historia de nombres y personajes que corre, gracias a extrañas geometrías no euclidianas, paralela y concomitante con esa entrañable institución en la que construimos sueños posibles con un grupo grande de Quinjotes (Quijotes Quindianos, así, con letras capitales). La revista Termita, la Universidad a Distancia, la participación de la Universidad del Quindío en el Canal Regional de Televisión, el Encuentro Iberoamericano de Cine y Television , o el Concurso Nacional de Poesía en homenaje precisamente a ese viejo bello, ese enorme Quinjote que fue, ha sido, y siguirá siendo el finado Euclides.

Allí disoñamos también los currículos profesionales para los artistas quindianos de todas la áreas (música, teatro, pintura) y propusimos el Diplomado en Gestión Cultural. No hubo los oídos suficientes, ni la voluntad política. Pero el sueño fue compartido y socializado con y por otro grupo de Quinjotes, todos, promesas de mejor futuro para los quindianos. Nosotros, los de entonces, seguimos soñando lo mismo: más libros y más libres, más poesía y menos policía, menos miradas estrechas y más alas para el espíritu.

Soy y estoy quindiano, inmensamente quindiano y orgullosamente uniquindiano, donde he sido feliz y propósitivo. Abrazo interoceánico, extensivo a cada uno de los profesores, los funcionarios y los estudiantes con los que hemos cruzado calles y caminos y afectos y sueños y realidades.

50 años cumplo también de forma paralela y concomitante y los celebro y los canto báquicamente, sin ambages, como lo hace el inconmensurable Withman al que no le daba pena ser uno con su tierra, ni celebrarse con sus habitantes

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.


(Traducción de León Felipe)

Salud, amigos de la Uniquindio. Tú universidad, mi universidad. Y no desgrano nombres porque tal vez alguno pueda sentirse olvidado, ninguneado. Y nada ofendería más mis motivos de celebración que la ingratitud y el olvido. A cada uno de ustedes que reconozco en el abrazo silencioso, en la mirada cómplice, en el sentimiento de sabernos partes de un proyecto de vida para nuestra tierra: Salud. Y quien quiera levantar la mano o dejar oír su voz aquí le dejo la dirección del Blog para que hagamos soñar los cristales (los cristales de sílice, digo): http://colegiorobledocalarca1978.blogspot.com/

Sueño –y por eso no cobran impuestos, como solemos decir en Colombia–, que la Universidad del Quindío me hará llegar a estas tierras manchegas, un ejemplar de ese libro ceremonioso, vital y humorístico, que ya empieza a ser reseñado entre los quindianos, sin todavía salir a la luz. Buen augurio, mejor celebración aún.

Carlos Alberto Villegas Uribe
Madrid, 2010-08-30

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